El presidente de EE.UU., Barack Obama, confirmó hoy en La Haya que su Gobierno propondrá al Congreso poner fin al espionaje masivo y acumulación de datos telefónicos por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), una práctica que irritó a los aliados europeos con los que se reunirá este miércoles en Bruselas.
Sin entrar en detalles, Obama aseguró desde La Haya en una rueda de prensa tras participar en la III Cumbre de Seguridad Nuclear que la propuesta que su Gobierno prevé presentar esta semana y que debe ser aprobada por el Congreso 'asegura' que la NSA deje de tener el control sobre esos registros telefónicos.
'Confío en que (esa propuesta) nos permitirá hacer lo necesario para enfrentarnos al peligro de un ataque terrorista, pero de forma que alivie algunas de las preocupaciones que los ciudadanos han transmitido', explicó Obama.
La propuesta, adelantada en exclusiva este lunes por el diario The New York Times, implica que la NSA ponga fin a la recolección masiva de datos telefónicos de los estadounidenses.
En su lugar, serán las compañías telefónicas las que mantengan el control sobre esos datos y los conserven por un periodo máximo de 18 meses, como establece la legislación actual, y la NSA únicamente podrá acceder a ellos en circunstancias específicas aprobadas siempre por un juez.
En un discurso en enero pasado, Obama ya anticipó que había que buscar la forma de que la NSA dejara de tener el control sobre esos registros telefónicos, pero sin mermar la utilidad que, a su juicio, tiene esa herramienta para la lucha antiterrorista.
Obama fijó entonces un plazo, que vence el próximo viernes, para que el Departamento de Justicia y los organismos de inteligencia le presentaran posibles reformas.
El mandatario expresó hoy su confianza en que el Congreso acoja favorablemente su propuesta y la apruebe 'de forma rápida'.
Precisamente este martes los líderes del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes del Congreso de EE.UU. presentaron un proyecto de ley que coincide, en líneas generales, con el plan que prevé ofrecer la Casa Blanca esta semana.
Ese proyecto pone fin 'a la recolección masiva de datos telefónicos por parte del Gobierno' y, a la vez, 'proporciona un mecanismo para proteger a Estados Unidos y rastrear a los terroristas', indicó el legislador republicano Mike Rogers, quien preside ese Comité de Inteligencia.
El alcance y los detalles de los programas de espionaje masivo de la NSA, la mayoría puestos en marcha a raíz de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, quedaron expuestos el año pasado con las filtraciones de Edward Snowden, exanalista de esa agencia y actualmente asilado en Rusia.
Las revelaciones de Snowden sacaron a la luz que EE.UU. espió las comunicaciones personales de algunos líderes considerados 'amigos' de Washington, entre ellos la canciller alemana, Angela Merkel.
En enero pasado Obama ordenó poner fin al espionaje a mandatarios de países aliados, pero aclaró, no obstante, que los servicios de inteligencia de EE.UU. seguirán recopilando información sobre los Gobiernos extranjeros para conocer sus intenciones.
La cumbre entre la Unión Europea (UE) y EE.UU. que se celebrará este miércoles en Bruselas y a la que asistirá Obama es vista como una oportunidad para restaurar la confianza mutua tras las revelaciones de Snowden y las reformas a su sistema de espionaje anunciadas por Washington.
Esas reformas han dado 'un nuevo ímpetu para trabajar y establecer dónde están los límites' en la recolección de material de inteligencia, según indicaron fuentes comunitarias en referencia a la intención de fortalecer el acuerdo bilateral Safe Harbour y a las negociaciones de un 'claro' acuerdo marco sobre la protección de datos.
El asunto del espionaje ha podido ser 'irritante' para los europeos, 'pero no define' las relaciones bilaterales, aseguró hoy Obama al destacar el 'vínculo constante e inquebrantable' entre los líderes de EE.UU. y del Viejo Continente.
'Hay un proceso en marcha durante el que tenemos que recuperar la confianza no solo de los Gobiernos sino, sobre todo, de los ciudadanos comunes. Y eso no va a suceder de la noche a la mañana', admitió Obama.