El número oficial de fallecidos en el alud en una zona rural del estado de Washington, en el noroeste de Estados Unidos, ascendió hoy en 3 hasta llegar a las 27 víctimas mortales, 19 de las cuales han sido identificadas.
Según informaron en un comunicado las autoridades sanitarias del condado de Snohomish, donde se produjo la que se considera la mayor catástrofe natural del estado de Washington en el último siglo, aún hay, además, 22 desaparecidos.
El pasado 22 de marzo un corrimiento de tierras se llevó por delante casas y árboles y sepultó bajo el lodo la zona rural alrededor de Oso, un municipio de unos 200 habitantes situado a 60 kilómetros al noroeste de Seattle, uno de los principales centros urbanos del país.
Desde entonces, la cifra de fallecidos ha ido aumentando día a día mientras que la de desaparecidos, que llegó a incluir a 170 personas, ha descendido.
En la lista de víctimas identificadas se incluyen fallecidos de entre 4 meses de edad y 71 años.
Este lunes se rebajó el número de desaparecidos a 22, pero el barro que sigue acumulado y que en algunos puntos llega casi a los 23 metros complica la recuperación de los cuerpos.
Las labores de búsqueda se han visto favorecidas por una mejora de las condiciones meteorológicas desde el domingo, tras días de lluvia que causaron más deslizamientos y dificultaron los trabajos.
El gobernador del estado de Washington, Jay Inslee, envió ayer una carta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la que le pidió que proporcionara más ayuda federal al condado de Snohomish.
Asimismo, le solicitó una declaración de 'gran desastre' para la zona, que permitiría a sus habitantes y empresas acceder a programas de ayudas económicas federales.
'Las palabras no pueden describir la devastación que sufre la comunidad de Oso y el impacto que el alud sigue teniendo en Darrington, Arlington y las comunidades vecinas', escribió el gobernador.
En los últimos días han salido a luz numerosos documentos, estudios geológicos y comunicaciones gubernamentales que muestran, según los medios locales, que tanto los habitantes de la zona como las autoridades conocían el riesgo de un deslizamiento de tierra.