Las milicias palestinas han disparado más de 40 cohetes contra Israel desde primera hora de esta mañana, dijo a Efe un portavoz militar.
La primera andanada fue disparada a las 06.00 hora local (10 de la noche, hora colombiana) y las sirenas antiaéreas sonaron en las ciudades israelíes de Lod (cerca de Tel Aviv), Ashdod, Rishon Letzion, Nes Tziona, Rehovot, Modiín (al noroeste de Jerusalén), todas ellas a entre 50 y 100 kilómetros de la Franja.
También se activaron las alarmas en el aeropuerto de Ben Gurión, al este de Tel Aviv y único internacional de Israel.
A lo largo de la mañana, el sur del país ha sido el principal blanco de los ataques palestinos, y se han visto afectadas ciudades en un radio inferior a los 40 kilómetros de Gaza.
En uno de los ataques, contra la ciudad de Ashkelón, resultó herido grave un adolescente de 16 años que se encontraba en la calle y no pudo encontrar un refugio.
Miles de personas huyen de casa en Gaza y se convierten en nuevos refugiados
Miles de gazatíes han huido en busca de refugio a instalaciones de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) al verse desposeídos de sus hogares a causa de la actual ofensiva militar israelí en Gaza, que ya ha causado la muerte a cerca de 170 personas.
'Las 28 escuelas de la UNRWA están completas. Y apenas tenemos sitio para acoger a tanta gente. Ni comida ni instalaciones suficientes', explicó a Efe Akif Shalif, director de la escuela Rimal, en el centro de Franja.
Allí, el flujo de coches, motos con sidecar o carros tirados por asnos y abarrotados de familias era esta mañana continuo después de que aviones israelíes lanzaran octavillas sobre las localidades del norte, advirtiendo que la zona sería fuertemente bombardeada después del mediodía.
'Esta escuela está abierta para todo el mundo, pero en particular para los que huyen del norte. Es la más grande; habrá unas 1.300 personas', explicó.
Shalif insistió en que a priori es el lugar más seguro de Gaza, pero que nada es seguro 'ante la potencia y la intensidad de los bombardeos, más fuertes de lo que habíamos visto nunca'.
'No hay nada seguro, solo nos queda confiar en Alá. Esperemos que así sea', subrayó el responsable, que calculó en cerca de 4.000 las personas refugiadas en instalaciones educativas de la UNRWA como Rimal.
'En algunas hay quinientos, en otras hoy setecientos, en otras hay menos, aún no podemos conocer las cifras', concluyó.
Amal, una mujer de 40 años, es una de las decenas de personas que esta mañana llegaban casi sin resuello y sudorosa a esta amplia infraestructura levantada con el apoyo del gobierno de Japón.
Una bolsa de tomates, otra de pepinos, algunas botellas de agua, mantas, colchones y varias piezas de ropa eran todo lo que habían podido empaquetar.
A su alrededor, varios niños desarrapados y descalzos se bajan al tiempo que se pierden en la multitud en busca de un aula o un rincón de los pasillos para instalar un pequeño campamento.
'¿Por qué nos hacen esto? ¿Por qué nos atacan si somos pobres, si no tenemos nada? ¿Quién nos va a ayudar?', se preguntaba frente al rostro resignado de su marido, agricultor en la barriada septentrional de Beit Lahia, una de las más castigadas por los seis días de continuos e intensos bombardeos israelíes.
Una operación que ha agravado aún más la precaria situación de la población civil en la Franja, bajo asedio militar desde 2007 y donde cuatro de cada cinco de sus habitantes -calculados en 1,8 millones- vive bajo el umbral de la pobreza.
Amal y su familia llegaron a la escuela siguiendo las indicaciones de los panfletos que advertían sobre un inminente ataque del Ejército israelí en el norte.
El anuncio fue transmitido también por otras vías, como el mensaje de texto telefónico, y en él se indica a la población civil de esos barrios que deben sentirse 'advertidos' y 'cuidarse' de no estar en la zona.
'La operación del Ejército será corta. Quien no preste atención a estas instrucciones pone en peligro su vida y la de su familia', advierte la nota, que instruye a la población a dirigirse 'al sur de Yabalia por (el camino a) Shara Al-Faluja'.
'Afortunadamente mi hijo sabe leer y vio la octavilla. Avisamos a algunos vecinos ancianos para que salieran con nosotros, pero no todo el mundo quiere o puede dejar su casa', afirmó Amal.
Fuentes militares argumentaron, por su parte, que se trata de zonas desde las que las milicias palestinas están disparando cohetes.