Gaza recobró este martes por primera vez en un mes el silencio, después de que entrara en vigor un alto el fuego de 72 horas que ha permitido a sus habitantes ver el grado de devastación en las calles tras la retirada de las tropas israelíes.
Los combates tocaron finalmente a su fin esta mañana tras 29 días de sangrientos enfrentamientos, devolviendo un alivio momentáneo rodeado de enorme escepticismo a ambos lados de la frontera, después de que anoche en El Cairo se anunciara que las partes se avenían al enésimo intento de cesar las hostilidades.
La Franja palestina registra en la última ofensiva israelí el récord de 1.867 fallecidos y 9.563 heridos, en su mayoría civiles, desde que el 8 de julio Israel inició la operación militar, según datos del Ministerio palestino de Sanidad.
Efe pudo constatar la apertura desde primera hora de la mañana de numerosos comercios en la ciudad de Gaza, al tiempo que la población salía de sus casas y refugios improvisados para deambular, aunque con miedo, por las calles mientras los mercados y el tráfico rodado recobraban poco a poco su actividad.
La tregua dio comienzo en la zona a las 8:00 hora local (12 de la medianoche, hora colombiana) y ha sido respetada durante la jornada por ambas partes, no sin que horas antes de su entrada en vigor sacaran músculo en un intento por demostrar quién tiene la última palabra en el conflicto.
Los hospitales de la Franja están literalmente colapsados por el alto número de víctimas y se teme que puedan aumentar en los próximos días cuando se remuevan los escombros de las casas bombardeadas, más de un millar hasta sus cimientos.
La reconstrucción de Gaza, donde los daños materiales han sido valorados en más de 5.000 millones de dólares, llevará varios años, y dependerá de si, en el marco de las negociaciones en Egipto para una tregua permanente, Israel levanta el bloqueo impuesto a la Franja en los últimos siete años.
Los daños son particularmente notables en el norte y este, zonas a las que las fuerzas israelíes llegaron con blindados y donde se produjeron intensos combates que costaron al vida a casi medio centenar de militares, de los 64 que han muerto desde el inicio de la fase terrestre de la operación, el 17 de julio.
Además tres civiles, dos israelíes y un tailandés, fallecieron en Israel por el impacto de cohetes disparados desde Gaza.
El alto el fuego entró en vigor tras la retirada de madrugada de las últimas tropas israelíes que permanecían dentro de la Franja, principalmente en el sur y junto a la línea fronteriza.
Su repliegue ha sido posible gracias a que el Ejército de Israel completó la destrucción de unos 32 túneles cavados por las milicias armadas en Gaza con el objeto de atacar blancos israelíes, principal misión de la invasión por tierra de la Franja.
Israel cifra en 4.800 los objetivos alcanzados en la Franja durante la operación que denominó 'Margen Protector' y que, en un primer momento, tuvo como objetivo impedir el lanzamiento de proyectiles contra su suelo.
Un parte militar difundido hoy cifra en 3.356 los cohetes y proyectiles disparados desde Gaza hacia Israel en el último mes y asegura que unos 900 individuos involucrados en los combates han sido abatidos por fuerzas israelíes.
Pese a que el comandante de la División de Gaza, el general Sami Turgeman, dio hoy por terminado el desmantelamiento 'de todos túneles conocidos' y dijo que 'la población (aledaña a Gaza) puede regresar a sus hogares', algunos mandos citados por la prensa local son cautelosos y advierten de que pueden haber quedado atrás subterráneos sin desarticular.
'Hoy escuchamos el canto de los pájaros por primera vez en mes y medio', explicó a Efe Tamara Cohen desde la comunidad rural israelí Ein Habsor, del Concejo Regional de Eshkol, situada a 6 kilómetros de la frontera con Gaza.
Madre de dos niñas de las que no se ha separado en todo ese tiempo y con las que ha dormido en un cuarto blindado de su casa, Tamara cree que 'los soldados salieron demasiado pronto de Gaza. Vivimos un silencio extraño tras una guerra, pero esto volverá'.
Aunque hoy no escuchó sirenas, ni el impacto de morteros, ni el atronador disparo de los tanques, la población israelí también se mostró intranquila ante la situación y los antecedentes fallidos de alto el fuego.
'Hoy les dije a mis hijas: 'vamos a la piscina, podemos salir'. Pero una de ellas me contestó: 'aún no, tengo miedo'', expuso la mujer.