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El Gobierno chino inició ayer una purga de supuestos responsables de la tragedia ocurrida el pasado día 12 en una terminal de contenedores del puerto de Tianjin, en el norte del país, tanto en la compañía propietaria del almacén como en la Administración.

Sin que aún haya sido revelado oficialmente qué provocó las dos deflagraciones, que han dejado 114 muertos y 57 desaparecidos, las autoridades chinas han decidido empezar a señalar a posibles culpables.

Lo primero en salir a la luz ayer fue que una decena de directivos de la compañía propietaria del almacén, Ruihai International Logistics, se encuentran bajo custodia policial, entre ellos el presidente, Yu Xuewei, y el vicepresidente, Li Liang, según el Diario de Tianjin.

No obstante, el organigrama de la compañía es controvertido, ya que, según la prestigiosa revista financiera Caijing, el que la 'controla realmente' es Dong Mengmeng, hijo del exdirector de la Oficina de Seguridad Pública del Puerto de Tianjin.

Además, la empresa operó durante meses sin la documentación necesaria para manejar productos químicos peligrosos, como es el caso del cianuro de sodio que almacenaban los contenedores, según reveló la agencia oficial Xinhua.

El escándalo también salpicó a las autoridades locales: el Diario del Pueblo, portavoz del Partido Comunista (PCCh), informó de que varios funcionarios de medio rango de Binhai, el distrito portuario de Tianjin, están siendo investigados por sospechas de que aceptaron sobornos.

Pero el anuncio más inesperado vino después, cuando el Gobierno chino reveló que ha iniciado una investigación contra el responsable de Seguridad Laboral del país.