La salud de la enfermera británica contagiada con el virus del ébola ha experimentado una 'mejora significativa', informó este miércoles el doctor Michael Jacobs, del Royal Free Hospital de Londres, donde la sanitaria permanece aislada.
La escocesa Pauline Cafferkey, de 39 años, tuvo que ser ingresada en una unidad especial de ese hospital el pasado día 9 por haber sufrido una complicación relacionada con la enfermedad, por la que ya había sido tratada a finales del año pasado.
Poco después de su ingreso, los médicos habían indicado que Cafferkey estaba en estado 'crítico', pero el pasado lunes los doctores dieron un mejor diagnóstico al señalar que había mejorado.
Al informar hoy a la prensa sobre el estado de la enfermera, Jacobs, especialista en enfermedades infecciosas del Royal Free Hospital, explicó que la sanitaria enfermó este mes con meningitis causada por una complicación del ébola, que contrajo originalmente a finales del año pasado mientras trabajaba en Sierra Leona.
El médico agregó que el personal del hospital está satisfecho por los progresos de la enfermera, si bien puntualizó que deberá permanecer ingresada algún tiempo.
'En los últimos días, ella ha experimentado una mejora significativa. Está en una unidad aislada, pero habla con el personal, utiliza el iPad y está empezando a comer', añadió.
'Creo que tiene una larga recuperación por delante y se quedará con nosotros durante un tiempo', explicó el especialista, que calificó de 'sin precedentes' el caso de Cafferkey.
Según Jacobs, el tipo de ébola que afectó a la enfermera es 'totalmente diferente' a lo que habían visto antes en otros pacientes con la enfermedad.
Explicó, además, que la enfermera fue tratada con un antiviral conocido como GS5734, un tratamiento aún en fase experimental.
Según la familia de Cafferkey, antes de ser hospitalizada el pasado día 9, la enfermera había ido al médico en la ciudad escocesa de Glasgow con síntomas pero que el doctor la había enviado a casa pensando que era un virus convencional.
Al ser hospitalizada el 9 de octubre, las autoridades sanitarias confirmaron que el virus estaba presente en su organismo, si bien subrayaron que el riesgo de contagio era bajo.
La enfermera contrajo el ébola cuando trabajaba como sanitaria en Sierra Leona con la organización humanitaria 'Save the Children' para tratar de contener el brote de la enfermedad que afectó a África Occidental.
Tras ser diagnosticada en diciembre de 2014, Cafferkey pasó tres semanas en la unidad de aislamiento del Royal Free Hospital y llegó a estar en estado crítico antes de recibir un tratamiento experimental con plasma sanguíneo de otro enfermo británico, el también sanitario Will Pooley.
Los protocolos en vigor en el Reino Unido indican que cualquier persona diagnosticada con ébola debe ser trasladada lo antes posible a la unidad de aislamiento preparada en el Royal Free.
Según las autoridades médicas, el ébola solo se puede transmitir por contacto directo con la sangre o fluidos corporales de la persona infectada durante la etapa sintomática de la enfermedad.