La pista terrorista que ha conducido desde Francia a Bélgica tras los atentados de París ha ganado fuerza con claros vínculos que han desembocado en siete detenciones y han dejado al descubierto que al menos parte del ataque fue organizado desde Bruselas.
El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, dijo ayer que los atentados del viernes en París fueron preparados en el exterior y 'movilizaron a un equipo de actores en Bélgica, que se beneficiaron de complicidades en Francia'.
Uno de los focos de la atención policial se encuentra en la ciudad de Bruselas y en la comuna de Molenbeek, distrito multirracial conocido por ser un lugar en el que han vivido o se han ocultado en el pasado numerosos presuntos yihadistas y terroristas.
La comuna de Molenbeek. El autor de la matanza en el Museo Judío de Bruselas, Mehdi Nemmouche en 2014, los dos presuntos yihadistas abatidos por la Policía en enero en Verviers, el cabecilla de la célula terrorista desmantelada entonces Abdelhamid Abaaoud, o la hermana del presunto terrorista Ayoub El Khazzani, autor del ataque el pasado agosto en un tren Thalys con destino a París, todos han pasado por Molenbeek.
También Abdelkader Belliraj, líder de una red terrorista islamista desarticulada en Marruecos en 2008, dejó su huella en ese distrito bruselense.
Hasta el momento en Bélgica fueron detenidas siete personas, todas en Molenbeek y en otras zonas de Bruselas, por su presunta vinculación con los atentados de París, en los que fallecieron al menos 129 personas, entre ellas tres ciudadanos belgas.
La cooperación francobelga ha permitido determinar que dos de los terroristas suicidas eran franceses y residían en la región de Bruselas.
Uno de ellos, de 20 años de edad, perpetró un atentado suicida junto al Estadio de Francia, mientras que el otro también murió tras detonar su cinturón de explosivos frente al restaurante Comptoir Voltaire, muy cerca de la sala de conciertos Bataclan.
Salah les pasó por las narices. La Fiscalía federal belga ha podido confirmar asimismo que se han encontrado dos coches con matrículas belgas en París, uno cerca de la sala de conciertos y otro en los alrededores del cementerio parisino de Père Lachaise.
Estos vehículos fueron alquilados a principios de esta semana en la región bruselense.
La policía francesa hizo un llamamiento a los ciudadanos para que aporten cualquier testimonio sobre el eventual paradero de Salah Abdeslam, nacido en Bruselas, que había alquilado el Volkswagen Polo con el que los asaltantes de la Bataclan llegaron a la sala de conciertos para cometer la masacre en la que murieron 89 personas.
El sábado por la mañana, horas después de la cadena de atentados, fue sometido a un control por gendarmes franceses junto a la frontera belga en otro coche en el que viajaba con otros dos individuos.
Los agentes tras verificar las identidades de todos los dejaron marchar.
Uno de los ocupantes del coche estaba fichado en Bélgica y cuando se supo que Salah Abdeslam había alquilado el Polo, la Policía belga puso en marcha una operación en Molenbeek y practicó varias detenciones, en particular, la de su hermano, Mohamed.
No obstante, no dio con Salah, y al desconocer su paradero ayer la Fiscalía belga emitió una orden de detención internacional, que ha sido recogida por Francia.
Un tercer hermano identificado por los medios de comunicación franceses como Ibrahim, es uno de los terroristas suicidas que murió al hacer estallar su chaleco de explosivos en los atentados.
Abdeslam puede haber huido, según considera la Fiscalía belga.
Las fuerzas de seguridad continúan la investigación y aún están en curso las pesquisas para determinar la implicación en los hechos de los siete detenidos en el operativo antiterrorista desplegado en Bélgica.
G20 quiere reforzar la lucha. Con la conmoción por los atentados de París todavía presente, los líderes de las potencias del G20 quieren reforzar la lucha contra las fuentes financieras del terrorismo yihadista de Daesh (acrónimo árabe del Estado Islámico).
Los atentados en París han ensombrecido una reunión del G20 que comenzó con un minuto de silencio en recuerdo de las 129 víctimas mortales, en un encuentro que reúne a los países más desarrollados y a importantes naciones emergentes para debatir aspectos como la reactivación de la alicaída economía mundial.
El impacto de los atentados ha tenido su influjo en la agenda, en la que los mandatarios del G20 han tratado la lucha contra el terrorismo en una cena de trabajo y algunos de ellos han apuntado que es prioritario asfixiar las fuentes financieras de los yihadistas.