El escándalo de los ‘papeles de Panamá’ se intensificó en Portugal, Bélgica, Panamá y el Reino Unido, donde cientos de manifestantes pidieron la dimisión del primer ministro británico, David Cameron.
Las revelaciones publicadas por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en inglés), con sede en Washington, sobre miles de empresas y activos opacos creados en numerosos países a través del bufete panameño Mossack Fonseca continuaron generando reacciones en el mundo.
El impacto de la filtración se sintió en Portugal, donde el semanario 'Expresso' reveló que más de 240 portugueses aparecen en los papeles de Panamá, entre ellos importantes empresarios y un gestor de fortunas que afirma que en su cartera de clientes figuran varios exministros lusos.
También reveló que el Grupo Espírito Santo (GES), uno de los principales emporios empresariales de Portugal hasta su colapso en 2014, mantuvo una contabilidad paralela en secreto durante 21 años.
Poco a poco aparecen también nuevas revelaciones y los diarios belgas 'Le Soir' y 'De Tijd' desvelaron el papel de la empresa Experta Corporate and Trust Management, que perteneció al grupo financiero Dexia, entidad que fue rescatada por el Estado belga a raíz de la crisis económica de 2008.
Según estos diarios, esta antigua filial de Dexia era el mayor cliente de la firma panameña Mossack Fonseca especializada en la creación de sociedades 'offshore' supuestamente para que grandes capitales evadiesen el fisco.
El escándalo también tuvo repercusión en Londres, donde cientos de británicos se congregaron para exigir la renuncia de Cameron después de que el político admitiese que tuvo acciones en un fondo de inversión en un paraíso fiscal.
El primer ministro británico confirmó que publicará su declaración de Hacienda y admitió, en un encuentro con activistas conservadores en Londres, que había cometido fallos a la hora de abordar las polémicas revelaciones de los ‘papeles de Panamá’, en los que aparecía un fondo de inversión creado por su padre.
Después de negar que no tenía intereses en paraísos fiscales, Cameron reconoció en una entrevista que tuvo acciones por valor de más de 37.500 euros en un fondo de inversión en Bahamas, pero que todas las transacciones estuvieron sujetas a los impuestos del Reino Unido.