La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, recibió en Quito la presidencia pro témpore de la Unasur para un periodo de un año, con un Ecuador intentando recuperarse del duro terremoto que le sacudió hace una semana y Brasil en terapia intensiva por el proceso de destitución a Dilma Rousseff.
El canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, entregó el testigo a Rodríguez en una reunión del Consejo de Cancilleres del bloque que se celebró hoy en la sede de la Secretaría General de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en el norte de la capital ecuatoriana.
El encuentro comenzó con un minuto de silencio en honor de las víctimas del seísmo de 7,8 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, que el pasado sábado asoló un sector del norte de la costa ecuatoriana y que hasta el momento ha dejado 654 muertos, 16.601 heridos, 58 desaparecidos y 25.640 alojados en albergues temporales.
Los cancilleres de Unasur expresaron sus condolencias a los ecuatorianos por la tragedia, aunque también destacaron la gran unidad de la población, así como el generoso apoyo internacional recibido por Ecuador.
Al recoger la presidencia temporal de Unasur, la canciller venezolana condensó el sentimiento de congoja de sus colegas suramericanos y señaló que Ecuador no está solo, pues tiene como aliada a la integración regional.
El canciller ecuatoriano, Guillaume Long, intervino en la reunión con un emotivo recuento de la tragedia vivida por su país y puso en relieve los beneficios de la integración en estos momentos de dolor.
Long comentó que la mayoría de las víctimas del terremoto se concentran en localidades de la provincia costera de Manabí y en el sur de su vecina de Esmeraldas, y dijo que en poblaciones muy golpeadas como Pedernales y Jama, la destrucción llega al 85 por ciento de sus infraestructuras y viviendas.
Para el canciller ecuatoriano, la reconstrucción de la zona devastada costará mucho y tardará varios años, por lo que solicitó a la Unasur asumir el compromiso de apoyo a largo plazo.
Long aseguró que ante tanta tragedia, también ha sido muy grato el trabajo desplegado por más de mil especialistas extranjeros en rescate de víctimas, que junto a colegas ecuatorianos han logrado salvar la vida de 113 personas atrapadas entre los escombros.
Pero recordó que hay 'historias desgarradoras' de los miles de ecuatorianos que lo perdieron todo, incluidos familiares que no pudieron escapar de la fugacidad del terremoto.
'Es importante saber llorar a nuestro muertos' pero 'también hemos actuado con mucha adrenalina, con muchas ganas para cumplir con las necesidades de nuestro pueblo', agregó Long al evaluar la respuesta del Estado ante la tragedia.
Tras la asistencia primaria y el rescate de atrapados, para Ecuador comienza una segunda fase de la emergencia, pues ahora debe ver la forma como dar albergue a mediano plazo a más de 26.000 damnificados que lo perdieron todo.
'Necesitamos carpas, camas plegables, plantas potabilizadoras de agua, baterías sanitarias, alimentos', estas 'son las nuevas necesidades del Ecuador', aseguró el canciller ecuatoriano.
Por su parte, el secretario general de Unasur, el expresidente colombiano Ernesto Samper, que ha vivido de cerca la tragedia en Ecuador, pues reside en Quito, que alberga la sede de la Secretaría General, anunció la aplicación en Ecuador de un Manual de Asistencia Mutua ante Desastres de la Unasur.
Ecuador inaugurará la aplicación de dicho manual, que es 'una herramienta importante para ayudar de manera conjunta y coordinada' a países que 'se han visto afectados por desastres naturales'.
Para Samper, en la asistencia eficaz y oportuna a Ecuador también se verifican los beneficios de la integración.
Sin embargo, dijo que la unidad regional afronta también desafíos políticos, el más preocupante el que se cierne en Brasil, con una oposición política decidida, al parecer, a forzar la salida del poder de Dilma Rousseff.
'Vemos que se está avanzando rápidamente en el juzgamiento de la Presidenta, sin que exista, a nuestro juicio, ninguna prueba' que determine su culpabilidad, señaló Samper y apostilló que esa posibilidad 'sería una preocupante circunstancia para toda la región'.
Para el secretario, Brasil está en una especie de 'sala de cuidados intensivos' de Unasur, que vigila su condición y que espera madurez de la clase política de ese país.
'Esperamos que los actores (políticos en Brasil) reiteren su compromiso con la democracia' y que la presidenta Rousseff 'pueda salir bien librada de este impasse', remarcó al insistir en que esa es otra de las preocupaciones que tiene el grupo, ahora presidido por Venezuela.
La Unasur está formada por Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.