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El secretario general de UNASUR y expresidente, Ernesto Samper, pidió hoy en Berlín, en un acto organizado por la Fundación Friedrich Ebert, una política de drogas alternativa que se aleje del prohibicionismo que, según dijo, ha fracaso.

El prohibicionismo, según Samper, 'lleva 100 años a través de los cuales hemos podido constatar su completa inutilidad'.

El expresidente sostuvo que cuando se inició la política prohibicionista, hacia 1912, la única droga que se consumía era el opio y ahora en cambio las drogas prohibidas se han multiplicado.

Samper reclamó asímismo la autoridad moral e histórica que tiene América Latina para plantear una política alternativa al prohibicionismo y también su autoridad personal por la experiencia que tuvo como presidente.

'Para nadie es un secreto que si hay algo que sabemos los que hemos sido presidentes de Colombia, como lo fui yo entre 1994 y 1998, es que salimos con un doctorado en lucha contra las drogas', dijo en el acto celebrado en una sala del parlamento al que asistieron algunos diputados del Partido Socialdemócrata (SPD).

'No podemos caer en la fórmula de la locura que señalaba Einstein de creer que haciendo siempre lo mismo vamos a obtener resultados diferentes', sostuvo haciendo énfasis en el fracaso de lo que el llamó el fundamentalismo prohibicionista.

Latinoamérica, según Samper, ha sido víctima de una política equivocada de lucha contra las drogas en la que todo el costo y todos los esfuerzos ha sido de los países productores conduciendo a situaciones como las que viven actualmente México y Centroamérica.

Uno de los errores, según Samper, ha sido perseguir a pequeños traficantes y a campesinos cultivadores en lugar de concentrarse en la lucha contra las grandes organizaciones.

'Por estar dedicados a perseguir a los débiles se nos están escapando los grandes criminales organizados, por querer atrapar a las sardinas se nos están escapando los grandes tiburones del narcotráfico'. dijo.

Ahora, sin embargo, Samper ve elementos que permiten pensar en un cambio de perspectiva como la legalización de la marihuana en Uruguay o la política de sustitución de cultivos ilícitos en Colombia, para ayudar a los campesinos en lugar de perseguirlos.

Si esto último no funciona, según Samper, el proceso de paz en Colombia estaría abocado al fracaso.

Además, Samper se refirió con cierta ironía a lo que está ocurriendo en EEUU, el gran abanderado de la prohibición, donde en 17 estados ya se pude consumir marihuana con fines medicinales.

'Si nos demoramos mucho, vamos a terminar importando cigarrillos Marlboro de marihuana y cuando la droga nos llegue de EEUU vamos a empezar a pensar que de pronto las drogas no eran tan malas', dijo.

Samper matizó diciendo que no se trata ahora de pasar del fundamentalismo prohibicionista a un fundamentalismo legalizador, lo que, dijo, sería 'saltar de la sartén para caer en el fuego'.

Pero sí es posible, añadió, empezar por la descriminalización de ciertas conductas.

La clave, según Samper, es cambiar la actitud ante la marihuana y aceptar que esta es una droga por lo menos tan manejable como el alcohol y el tabaco.

La lucha contra la cocaína y la heroína se puede ganar, según Samper, que sostuvo que la producción mundial de esas drogas cabe en cincuenta camiones. El grueso de las drogas en el mundo lo forma la marihuana.

'El día que se acepte que la marihuana es una droga por lo menos tan manejable como el alcohol y el tabaco ese día se acabará el prohibicionismo', dijo.

Sin embargo, pese a su rechazo a lo que llamó el fundamentalismo prohibicionista, insistió en la necesidad de luchar contra las grandes organizaciones criminales que en casos como el de México ponen en peligro el estado de derecho.