Compartir:

París vio hoy con alivio, aunque todavía en estado de vigilancia, cómo las aguas del Sena empezaban a perder altura a su paso por la capital francesa, tras alcanzar unos niveles inéditos desde 1982.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, señaló tras reunirse con su equipo en el Ayuntamiento que la situación se ha estabilizado en la capital y que se asiste a un comienzo de decrecida del Sena, aunque insistió en la necesidad de continuar vigilantes en los próximos días.

En torno a las 03.00 hora local (01.00 GMT), la estación de control de Austerlitz, en pleno corazón de la ciudad, arrojaba un dato de 6,09 metros, el tope al que han llegado las aguas pero aún lejos de los 7,30 metros que suponen la entrada en vigor de la alerta roja.

Catorce horas más tarde, a las 17.00 (15.00 hora local), el servicio de prevención de crecidas, Vigicrues, informaba de que el nivel había bajada de los seis metros para colocarse en 5,99.

Lo peor, pues, parece haber pasado para la Ciudad de la Luz. Las autoridades cuentan con que el descenso sea muy paulatino y no se acelere hasta después del fin de semana, siempre y cuando las nuevas lluvias que se prevén no sean tan torrenciales como las registradas a lo largo de los últimos días.

Los turistas, mientras tanto, continuaron hoy haciendo de la necesidad virtud.

A la vista de que muchos de los museos más visitados de París como el Louvre, el Orsay o el Grand Palais permanecerán cerrados hasta el martes, pocos quisieron perderse la oportunidad de retratar con sus cámaras un momento histórico como este.

En los puentes y a orillas del río se toparon con unas invitadas muy poco deseadas: las ratas que viven en torno al Sena y que tratan de huir masivamente de sus escondrijos ante la crecida de las aguas.

'Antes casi piso una, pero eso no me va a desanimar para sacar fotos a lo largo del río. Así además demuestro a mi familia que estoy bien, porque se preocuparon mucho cuando vieron las noticias', explicó a Efe Jonas Sykes, un turista venido de Estados Unidos con su mujer.

Aunque la calma regresa a París, el balance de las inundaciones en toda Francia es duro, como reconoció hoy el primer ministro, Manuel Valls, que informó de que cuatro personas han muerto y otras 24 han resultado heridas desde su comienzo

El jefe del Ejecutivo agregó que el número de personas que han tenido que ser evacuadas como consecuencia de las crecidas supera las 20.000, de las cuales 17.500 residen en la región de Ile-de-France, que incluye a París y sus alrededores.

Ahora la preocupación se ha trasladado al departamento de Seine Maritime, cauce abajo del Sena, que esta tarde fue declarado en alerta roja entre las ciudad de Ruán y Elbeuf como precaución ante posibles desbordamientos.

Se espera que el nivel de la crecida alcance su mayor altura en ese lugar en la madrugada del sábado al domingo.

Mmientras, todavía quedan unos 13.000 hogares privados de suministro eléctrico en diferentes regiones de Francia, sobre todo en el centro, por donde discurren los ríos Sena y Loira, que también ha sufrido importantes avenidas.

Para que no vuelva a suceder una inundación de estas características, la ministra de Ecología y Medio Ambiente, Segolene Royal, dijo hoy que de aquí a final de mes se realizará un nuevo ejercicio de simulacro de una gran crecida, similar a la que en 1910 anegó medio París.

El pasado marzo ya se realizó esta experiencia por primera vez, que tiene por objetivo propiciar una mejor coordinación entre los servicios estatales y los municipales de cada localidad.

También de cara al futuro, el primer ministro recibirá el lunes en el palacio de Matignon a las compañías aseguradoras, mientras que el día siguiente, martes, mantendrá 'dos reuniones interministeriales'.

El Gobierno, según anunció Valls, ha recibido ya al menos 300 peticiones de declaración de desastre natural solo en la región Ile-de-France.