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Kabul. Un nuevo atentado suicida contra autobuses de las fuerzas de seguridad dejó ayer en Kabul al menos 38 muertos y 40 heridos, diez días después de un ataque similar, lo que llevó al presidente afgano, Asharf Gani, a ordenar que se investigue si existe negligencia en el traslado del personal.

La mayoría de los fallecidos eran cadetes de la Policía afgana que viajaban en un convoy de ocho autocares atacado por dos talibanes suicidas, en un atentado muy parecido al que el lunes de la semana pasada costó la vida a catorce guardias de seguridad de la Embajada canadiense en Kabul cuando iban en un autobús.

En el ataque perpetrado hacía el mediodía de ayer a las afueras de la capital afgana, un primer suicida detonó los explosivos que llevaba en su vehículo contra dos de los autobuses con cadetes procedentes de un centro de entrenamiento policial en la vecina provincia de Maidan Wardak.

Apenas cinco minutos después, otro suicida a pie se inmoló en la misma zona, relató Musa Rahmati, gobernador del distrito de Paghman.

Además de los ocupantes de los autocares murieron seis civiles que estaban en ese momento en el lugar de las explosiones.

El ataque contra el personal de seguridad de la embajada hace diez días, lo cometió igualmente un suicida que iba a pie cuando detonó los explosivos que llevaba contra el autobús.

Al igual que entonces, los talibanes reivindicaron la acción perpetrada por los suicidas, en un comunicado en el que su portavoz Zabihullah Mujahid aseguró que el segundo atacante estaba esperando a que la Policía llegara 'a recoger a los muertos y heridos' para causar más daño.

Tras este nuevo atentado, el presidente afgano, Ashraf Gani, además de condenarlo como un 'crimen contra la humanidad', ordenó al Ministerio de Interior que investigue si hubo 'negligencia' de las autoridades en el traslado de los cadetes.