París. El malestar de la población francesa con su Gobierno por la matanza de Niza, alentado desde la oposición con duras críticas a las medidas de seguridad, se cristalizó en abucheos contra el primer ministro, Manuel Valls.
Entre insultos y silbidos, algunas de las 42.000 personas congregadas para el homenaje oficial en el paseo de los ingleses, donde el tunecino Mohamed Lahouaiej Bouhlel arrolló a cientos de personas con un camión frigorífico de 19 toneladas, le gritaron al primer ministro 'asesino', 'dimisión' o 'cabrón', mientras Valls se mostraba imperturbable.
El primer ministro calificó de 'indignos' los silbidos e insultos que recibió en el homenaje nacional en Niza, que atribuyó a 'la actitud poco espontánea de una minoría'.
'Los silbidos y los insultos son indignos en una ceremonia de recogimiento y de homenaje a las víctimas', declaró poco después el jefe del Ejecutivo francés.
Destacó que es momento de preservar la unidad nacional y no crear 'división y odio'.
Nuevos descubrimientos. El fiscal antiterrorista François Molins, anunció durante una comparecencia pública los avances de la investigación en la que cifró a un total de 74 personas heridas que aún siguen hospitalizados y de los que hay por los menos 28 en estado crítico. Así mismo reveló que Bouhlel, autor del atentado, guardaba en su computador imágenes de líderes yihadistas como Osama bin Laden e imágenes extremadamente violentas de crímenes perpetrados por el Estado Islámico, como decapitaciones.
El fiscal explicó que hasta el momento no se ha encontrado ninguna prueba de que el tunecino Mohamed Lahouaiej Bouhlel hubiese jurado lealtad al EI ni que tuviese contacto con ningún miembro de esa organización.
Según Molins, Bouhlel había mostrado un 'interés cierto pero reciente' por el movimiento yihadista, y destacó que 'la radicalización puede producirse más rápidamente cuando va dirigida a mentalidades perturbadas'.