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El disidente cubano Guillermo Fariñas regresó hoy a su domicilio en la central ciudad de Santa Clara tras salir 'bajo su responsabilidad' del centro médico donde fue hospitalizado ayer tras una semana de huelga de hambre y sed.

'Decidió salir del hospital porque tenía temor de que se manipulara el tratamiento médico', explicó en una entrevista telefónica el activista Jorge Artiles, que actúa como vocero de Fariñas.

Según Fariñas, cuando se hallaba en la unidad de cuidados intensivos del hospital intentaron llevarlo a una 'salita especial donde se trata a los dirigentes', a lo que se negó porque 'él es un disidente, no un jefe', señaló Artiles.

Fariñas, premio Sájarov 2010 del Parlamento Europeo por la defensa de los derechos humanos, perdió el conocimiento ayer jueves y fue trasladado al hospital provincial 'Arnaldo Milián Castro', donde se le hidrató por vía intravenosa y le realizaron chequeos médicos.

El disidente se encuentra en estos momentos con 'buen ánimo, mejor que ayer' y ha reafirmado su disposición de continuar la protesta en tanto sus reivindicaciones no sean atendidas, insistió su portavoz.

Guillermo Fariñas, que actualmente coordina el ilegal 'Frente Antitotalitario Unido' (Fantu), se declaró en huelga de hambre y sed el pasado 19 de julio para protestar por los malos tratos que, según aseguró, supuestamente recibió de agentes policiales cuando acudió a interesarse por un opositor detenido.

La protesta de Fariñas busca asimismo que el Gobierno de la isla dialogue con la disidencia.

Este ayuno también se vincula a la huelga de hambre que realiza un grupo de disidentes encabezados por el coordinador juvenil de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) en la provincia oriental de Santiago de Cuba, Carlos Amel Oliva, desde hace 16 días.

Fariñas, de 54 años, acumula desde 1995 un historial de más de 20 huelgas de hambre.

Las más recientes hasta ahora databan de 2010, cuando mantuvo cien días de ayuno, la mayor parte de ellos hospitalizado, para pedir al Gobierno la liberación de opositores presos enfermos.

El Gobierno de Cuba considera a los disidentes 'contrarrevolucionarios' y 'mercenarios'.