Unos 12.000 empleados se acogieron al último plan de dimisiones voluntarias incentivadas de la petrolera brasileña Petrobras, estatal que contaba con cerca de 67.000 trabajadores hace dos años, antes de poner en marcha diferentes planes para reducir su tamaño.
Desde el 11 de abril de este año, cuando fue abierto el plazo de inscripciones para el nuevo plan, con vigencia hasta el 31 de agosto, un total de 11.704 empleados solicitó ser incluido en el programa de renuncias voluntarias, informó la estatal en un comunicado.
'Ese número aún puede aumentar debido a las inscripciones realizadas en papel y que fueron depositadas en correo antes del 31 de agosto', explicó en un comunicado la empresa, que también aclaró que cualquiera de los interesados puede desistir hasta antes del pago de la rescisión.
Según la compañía, desde el 16 de junio, cuando la empresa comenzó a despedir a empleados interesados en los beneficios del plan, ya fueron rescindidos los contratos de 2.450 trabajadores.
En 2014, cuando lanzó un plan similar, Petrobras ya había cesado a 8.298 trabajadores, entonces el 12,4 % de su plantilla, a los que ofreció 2.400 millones de reales (unos 727,3 millones de dólares) en incentivos.
En la época la empresa controlada por el Estado pero con acciones negociadas en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York, Madrid y Buenos Aires dijo que conseguiría un ahorro anual de 5.800 millones de dólares con las dimisiones voluntarias.
Con el plan de este año, con un costo de cerca de 4.400 millones de reales (unos 1.333 millones de dólares), Petrobras calcula que puede alcanzar un ahorro de 33.000 millones de reales (unos 10.000 millones de dólares) por lo menos hasta el 2020.
La empresa viene adoptando varias medidas para adecuar su situación a la nueva realidad del sector provocada por la fuerte caída de los precios en el mercado internacional, el desplome del consumo en Brasil y la fuerte devaluación del real frente al dólar, que se situó en 48,3 % el año pasado.
Petrobras sufrió pérdidas récord por 34.836 millones de reales (9.660 millones de dólares) en 2015, precisamente el año en que comenzó a implementar un plan de desinversiones por 98.400 millones de dólares para reducir su deuda, generar más liquidez en caja y enfrentar la crisis provocada por la caída de los precios.
Mediante sus planes de desinversiones, dimisiones voluntarias y reducción de costos, Petrobras pretende acometer una reestructuración para reducir su tamaño, hacer frente a la grave crisis provocada por el escándalo de corrupción del que es protagonista y adecuar la empresa a una coyuntura negativa provocada por la caída de los precios del crudo.