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El Senado de Estados Unidos aprobó hoy un proyecto de ley para financiar temporalmente el Gobierno federal, en el que se incluyen US$1.100 millones para luchar contra el virus del Zika, así como fondos para atajar la polémica crisis del agua que vive la localidad de Flint (Michigan).

Con 72 votos a favor y 26 en contra, los senadores aprobaron una resolución que financiará al Gobierno hasta el 9 de diciembre y en la que se incluyen asignaciones de fondos que estaban pendientes.

La Cámara de Representantes someterá a voto hoy a última hora el proyecto presupuestario, que tratará de evitar que se produzca a pocas semanas de las elecciones de noviembre un cierre parcial del Gobierno por falta de fondos, como ocurrió en el otoño de 2013.

Entre los fondos aprobados, destaca el paquete de US$1.100 millones para luchar contra el zika, un asunto que había desatado una fiera batalla entre los demócratas y los republicanos del Congreso.

Durante meses, aunque dieron marcha atrás la semana pasada, los republicanos dijeron que solo aprobarían fondos de ayudas para combatir el zika con la condición de que se impidiera la llegada de subvenciones a las clínicas de Planned Parenthood en Puerto Rico, el territorio de EEUU más afectado por el virus.

De esa forma, los republicanos trataron de introducir en la iniciativa los ataques lanzados durante meses contra Planned Parenthood, la mayor organización de planificación familiar de EE.UU. que estuvo en el centro de la polémica por unos videos sobre venta de tejido fetal grabados por un grupo anti antiabortista.

Una y otra vez, los demócratas bloquearon esa propuesta e insistieron en la urgencia de aprobar los fondos para combatir el zika, virus que también se contagia por la picadura de un mosquito y por transmisión sexual.

No obstante, el mayor punto de fricción entre los dos partidos para aprobar el proyecto de gasto en el Senado han sido los fondos para atajar la crisis por contaminación acuífera que sufre Flint.

Los senadores demócratas llegaron ayer a bloquear el proyecto de ley destinado a financiar temporalmente al Gobierno federal por las reticencias de los republicanos, que finalmente dieron su brazo a torcer y hoy incluyeron US$220 millones para Flint en el texto aprobado en el Senado.

Algunas de las líneas de servicio de agua, las que unen las viviendas con el resto del sistema, se instalaron entre 1901 y 1920, al igual que en otros muchos municipios de todo EEUU, por lo que las cañerías hechas de plomo están contribuyendo a la contaminación del agua, con graves impactos para la salud.

Unas revisiones independientes realizadas en marzo mostraron que alrededor de 15% de los hogares de Flint aún tiene agua corriente sin filtrar con concentraciones de plomo superiores a lo establecido por la Agencia de Protección Ambiental para la seguridad ciudadana.

Si bien esto supone una disminución significativa desde el verano pasado, antes de que Flint empezara a tratar adecuadamente el agua, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) sostienen que ninguna cantidad de plomo es segura para el consumo.

Entre 6.000 y 12.000 niños han estado expuestos a agua potable con altos niveles de plomo en Flint, cuyo consumo puede ocasionar enfermedades derivadas del envenenamiento por ese metal, que en altas dosis puede causar la muerte.