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El presidente de Francia, el socialista François Hollande, renunció este jueves a presentarse a la reelección en 2017 al término de casi cinco años de mandato con una impopularidad récord y en los que no consiguió crear consensos en su propio partido.

La decisión de Hollande supone un hito en la V República francesa (instaurada en 1958), pues se convierte en el primer presidente que renuncia a presentarse a la reelección, y despejó de paso el camino en la pugna de la izquierda para elegir a su candidato.

En su discurso, Hollande, que comenzó por enarbolar los logros de su mandato en temas como el desempleo o el cambio climático, dejó para el final la autocrítica y la razón por la que optó por no intentar aspirar a un segundo mandato de cinco años.

'Soy consciente de los riesgos que conllevaría mi candidatura, que no reúne todos los consensos. He decidido no ser candidato a la elección presidencial, he decidido no renovar mi mandato', dijo Hollande, en su solemne declaración televisada de diez minutos desde el Palacio del Elíseo.

El aún presidente, que tuvo que lidiar con la crisis europea, con la oleada de terrorismo en Francia, un alto desempleo y con la crisis migratoria, intentó lavar su dañada imagen y aseveró que la experiencia le ha aportado 'la humildad necesaria' en su labor.

Hollande, de 62 años, se enfrentaba en las últimas semanas a un sombrío panorama para su reelección en las presidenciales del 23 de abril y del 7 de mayo de 2017.

Los sondeos le situaban por detrás del aspirante del centroderecha, François Fillon; de la ultraderechista Marine Le Pen, y de dos candidatos del ámbito de la izquierda, el moderado Emmanuel Macron, y el radical Jean-Luc Mélenchon.

En las encuestas, también estaba detrás de su primer ministro, Manuel Valls, cuya posible candidatura presidencial cobra ahora más fuerza.

'Es una decisión difícil, madurada, importante. Es la decisión de un estadista. Quiero trasmitir a François Hollande mi emoción, mi respeto, mi fidelidad y mi afecto', escribió Valls en una declaración enviada a los medios franceses.

El anuncio del todavía presidente coincidió con el primer día para formalizar las candidaturas a las primarias de la izquierda, a las que se ha postulado ya Arnaud Montebourg, exministro de Economía y representante del ala más izquierdista del Partido Socialista.

'Ha sido una decisión valiente que le valdrá el reconocimiento de la izquierda', señaló Montebourg, quien opinó que la renuncia del actual presidente ayudará a la izquierda en el combate electoral.

En los últimos meses, Hollande no había logrado siquiera el respaldo en su propio partido ni en el Gobierno que dirige respecto a una candidatura que consideraban muy arriesgada.

La renuncia creó rápidamente una cadena de reacciones entre el resto de aspirantes a la jefatura de Estado.

'Esta tarde, el presidente de la República ha admitido, con lucidez, que su fracaso patente le ha impedido ir más allá. Estos cinco años representan el desmadre político y la decadencia del poder', dijo en una declaración el conservador Fillon, el favorito en las presidenciales, según las encuestas.

Para el ultraderechista Frente Nacional (FN), partido que lidera la candidata Marine Le Pen, la de Hollande es 'una decisión sabia e inevitable'.

'Esto dice mucho del estado de decrepitud de la vida política francesa. En dos semanas, ya no tenemos a (Nicolas) Sarkozy, (Alain) Juppé y Hollande. Es una buena noticia, pero hay que ir más lejos', manifestó en una entrevista a 'Europe 1' Florian Philippot, número 2 del Frente Nacional.

Hollande, que accedió a la Presidencia de la República en 2012 al derrotar al conservador Nicolas Sarkozy -quien también cayó en las primarias de su partido al buscar su segundo mandato-, dejó también en su alocución un alegato en favor de la unión de la izquierda y un aviso.

'Os lo digo francamente: el peligro mayor es el proteccionismo, cerrarse en sí mismo. Ése será el mayor desastre para los franceses', señaló.