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El exatleta Oscar Pistorius regresó en 2016 a prisión por el asesinato de su novia tras disfrutar de un año y medio de arresto domiciliario, pero lo hizo con una sentencia de seis años de cárcel, muy distante al mínimo de quince años previsto por la justicia sudafricana para este delito.

El deportista mató a tiros a su novia, la modelo Reeva Steenkamp, en la madrugada del 14 de febrero de 2013, a quien disparó cuatro veces a través de la puerta cerrada del cuarto de baño de su casa.

El Tribunal Superior de Pretoria le condenó en octubre de 2014 a cinco años por un delito de homicidio. La jueza, Thokozile Masipa, aceptó que le había disparado por error al confundirla con un intruso, tal y como Pistorius ha sostenido en todo momento.

El atleta ingresó ese mismo día en el penal de Kgosi Mampuru II de la capital sudafricana, del que salió un año después por buen comportamiento para seguir cumpliendo condena en la mansión de su familia en Pretoria.

Poco más de un mes después, el Tribunal Supremo de Apelación (TSA) echó por tierra sus expectativas de una vida en libertad al aceptar el recurso de la Fiscalía y declarándolo culpable de asesinato.

El TAS llegó a esta conclusión al considerar que Pistorius quiso matar a la persona que se encontraba detrás de la puerta del baño, aunque pensara que se tratara de un ladrón que había entrado en su domicilio.

De esta forma, en junio de 2016, el caso regresó al Tribunal Superior de Pretoria y a la misma juez que le juzgó, que fijó una fecha para decidir la pena por el delito de asesinato.

La ley sudafricana prevé un mínimo de 15 años para los casos de asesinato, si bien permite al juez rebajar la condena cuando existan circunstancias atenuantes especiales.

A esta cláusula se acogieron los abogados de Pistorius, que apelaron a la 'depresión' del deportista y al tiempo que ya pasó entre rejas para pedir que un hombre 'traumatizado', 'destrozado' por el acoso de los medios y 'arruinado' no volviera a prisión y pagara con trabajo social.

La discapacidad fue otro de los factores invocados, y el corredor -que tiene las piernas amputadas por debajo de las rodillas y corría sobre prótesis de carbono- cambió su habitual traje a medida por unos pantalones cortos para caminar sobre sus muñones ante la jueza y mostrarle sus dificultades para moverse.

En el extremo opuesto se situó el fiscal del caso, Gerrie Nel, que rechazó la validez de los argumentos de la defensa y acusó a Pistorius de hacerse la víctima para lograr un trato preferente y burlar la cárcel.

El fiscal solicitó un mínimo de quince años, pero la jueza le impuso seis, tan solo uno más que su condena inicial, aunque esta vez por un delito mucho más grave.

El pasado mes de septiembre, Nel inició el proceso de recurso contra esta sentencia, sobre el que aún no se ha pronunciado el TSA.

Desde que volviera a la cárcel, Pistorius, que el 22 de noviembre cumplió 30 años, ha vuelto a ser noticia en dos ocasiones.

La primera en agosto, cuando, según medios locales, fue trasladado al hospital con heridas en la muñeca provocadas con cuchillas, en lo que podría haber sido un intento de suicidio negado por la familia.

La última fue en noviembre, cuando Pistorius dejó el penal de Kgosi Mampuru II para ser trasladado al de Atteridgeville, también en Pretoria, donde podrá tomar parte en programas de rehabilitación conseguir la condicional una vez haya cumplido la mitad de la condena por asesinato, como marca la ley.