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Miles de brasileños tomaron este sábado de nuevo las calles en ciudades de al menos 13 de los 27 estados del país para protestar contra la medida que restringe el gasto público aprobada en el Senado, en una jornada en que también mostraron su hartazgo por los casos de corrupción desvelados recientemente.

A pesar de que la jornada de protestas fue convocada por movimientos sindicales y sociales para expresar su descontento por el duro ajuste fiscal promovido por el Gobierno del presidente Michel Temer, las concentraciones canalizaron la crispación de la población por un sistema político salpicado a cada semana de nuevos escándalos de corrupción.

Los manifestantes expresaron su rechazo a la enmienda constitucional aprobada este sábado en segunda y última votación en la Cámara alta, por 53 votos a favor y 16 en contra, que limita el aumento del gasto público en las dos próximas décadas y lo supedita a la inflación del año anterior.

Su reclamo principal es que esa medida, con la que el Ejecutivo de Temer pretende equilibrar las cuentas públicas de la débil economía brasileña, supone un recorte en los presupuestos de áreas sensibles como educación, sanidad o atención a la población más desfavorecida.

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Desde primera hora de la mañana, Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, albergó varias manifestaciones, aunque la más multitudinaria se produjo por la tarde cuando unas 4.000 personas ocuparon la emblemática Avenida Paulista, ubicada en pleno corazón financiero de la capital paulista.

'Lo que han aprobado es un desastre (...) No hay ningún precedente en la historia y en ningún país de esta política draconiana', manifestó a Efe Leonardo Boulos, coordinador nacional del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST).

Los participantes portaron carteles con mensajes del tipo 'Fuera Temer' o 'Vuelve presidenta', en referencia a la exmandataria Dilma Rousseff, destituida de su cargo el pasado 31 de agosto por el Senado tras un juicio político.

En medio de la protesta un grupo de personas intentó invadir la sede de La Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP), pero, ante la imposibilidad de acceder al interior, la atacó con diferentes objetos y destruyó parte de la fachada del edificio.

Los reclamos contra el actual presidente fueron generalizados tanto por el ajuste fiscal promovido por su Ejecutivo como por el último escándalo de corrupción, surgido a partir de la declaración pactada con la Justicia de un antiguo ejecutivo de la constructora Odebrecht a cambio de una reducción de penas.

Según el exvicepresidente de Relaciones Institucionales de la constructora Claudio Melo Filho, Temer pidió en 2014 al expresidente de esa compañía Marcelo Odebrecht 10 millones de reales (unos 3 millones de dólares) para las campañas de su partido, el PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño).

'Estamos levantando la bandera de 'Fuera Temer' y pedimos elecciones directas ya', dijo a Efe en Sao Paulo Raimundo Bonfim, coordinador de la Central de los Movimientos Populares.