Cuba entró en recesión en 2016 por primera vez en 23 años al decrecer un 0,9 %, según el informe ofrecido este miércoles por el Gobierno en la última sesión anual de la Asamblea cubana, en la que también se aprobó una ley que regula y limita el uso del nombre y la imagen de Fidel Castro.
El dato económico lo anunció el ministro de Economía y Planificación de la isla, Ricardo Cabrisas, quien indicó que el Producto Interno Bruto (PIB) decreció 0,9 % -por debajo del 1 % previsto- y avanzó que el país aspira a crecer 2 % en el 2017.
Es la primera vez que la economía cubana decrece desde 1993, cuando el país caribeño enfrentó una grave crisis de varios años por la caída de la Unión Soviética y la consiguiente retirada de los subsidios de ese bloque a la isla.
En esta ocasión Cuba también ha sido arrastrada hacia la recesión por otro país, en este caso Venezuela, que por sus problemas internos ha recortado los elevados envíos de petróleo subsidiado a Cuba y reducido también los pagos por exportación de servicios profesionales desde la isla.
El propio presidente cubano, Raúl Castro, reconoció este martes en su discurso de cierre de la Asamblea (Parlamento unicameral) los problemas económicos que encara la isla, llamó a la austeridad y subrayó la importancia de atraer inversiones extranjeras para cimentar la economía.
'Ciertamente las limitaciones en el suministro de combustibles y tensiones financieras se agravaron en el segundo semestre, lo que hizo que el PIB decreciera en el orden del 0,9 %', señaló Castro en la sesión parlamentaria, en la que como es costumbre no se permitió el acceso a los medios extranjeros acreditados en Cuba.
Según el discurso recogido por los medios oficiales de la isla, el mandatario destacó que a pesar de la recesión 'se preservaron los servicios gratuitos' para la población, lo que 'se contrapone a los vaticinios de que la economía cubana colapsaría y que volverían los molestos apagones'.
Destacó que en este escenario desfavorable el país cumplió con sus compromisos de pago de la deuda externa renegociada meses atrás con los países acreedores del Club de París, aunque reconoció que la isla incurrió en impagos a proveedores.
Sobre ese problema, garantizó que 'se restablecerá la normalidad', a la vez que agradeció la confianza de los socios comerciales de Cuba.
El mandatario no se refirió al deshielo diplomático con Estados Unidos iniciado en 2014, pero sí mencionó los efectos negativos del embargo que ese país mantiene sobre la isla, lo que 'impide llevar adelante potenciales negocios'.
Castro confió en que el país alcance un PIB del 2 % en el 2017, para lo cual, dijo, es necesario garantizar las exportaciones y su cobro oportuno, incrementar la producción nacional para sustituir importaciones, reducir los gastos no imprescindibles y usar racional y eficientemente los recursos.
También llamó a dinamizar la inversión extranjera en la isla, cuyo ritmo consideró aún insuficiente y en la que 'han sido frecuentes las dilaciones excesivas en el proceso negociador'.
Abogó por superar la 'mentalidad obsoleta y llena de prejuicios' contra el capital foráneo y 'despojarse de falsos temores' hacia éste, porque 'no vamos ni iremos al capitalismo, pero no debemos ponerle trabas a lo que podemos hacer en el marco de las leyes vigentes', subrayó.
Destacó asimismo que el abastecimiento energético ha sido, desde el triunfo de la Revolución, la 'espada de Damocles' sobre la isla, por lo que consideró que este es uno de los sectores estratégicos donde hay que primar la entrada de capital foráneo para avanzar en el cambio de la matriz energética.