Esculturas y grandes construcciones de hielo, adornadas con luces de colores, maravillan a los visitantes que acuden a Harbin (noreste de China) y que abarrotan sus calles pese a unas temperaturas de hasta 25 grados bajo cero.
Esta ciudad, capital de la región de Heilongjiang, la más septentrional del país, recibe cada invierno a más de un millón de turistas, en su mayoría chinos, atraídos por las colosales estatuas de agua congelada y nieve con forma de templos, pagodas, palacios o budas del Festival anual de Hielo y Nieve.
La cita, que celebra su trigésimo tercera edición este año, se concentra en tres grandes áreas como el parque Zhaolin, situado en el centro de la ciudad, aunque también presenta esculturas repartidas por 21 plazas, 32 calles y otros 56 puntos de interés.
En el Zhaolin, los niños aprenden a esculpir el hielo de la mano de estudiantes de arte de la ciudad. Algunos con más pericia que otros, pero finalmente todos contemplan orgullosos unas obras que permanecerán a la vista de los turistas hasta que los primeros calores primaverales las derritan.