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Chelsea Manning, la analista que sacó los colores a EE.UU. filtrando miles de documentos a WikiLeaks, logró este martes la libertad gracias al todavía presidente Barack Obama, tras haber sido condenada de 35 años de prisión en 2013.

Pese a su escasa estatura y aspecto frágil, Manning puso en jaque al Gobierno de Estados Unidos, convirtió en relevante a Julian Assange, fundador de WikiLeaks, y generó un efecto dominó que es considerado uno de los detonantes de la 'Primavera Árabe'.

Con apenas 22 años, Manning, un analista novato enviado a Irak, filtró cientos de miles de documentos a WikiLeaks, que pasó de ser un portal minoritario a convertirse en uno de los mayores temores de la inteligencia estadounidense.

Al día después de conocer su condena, reivindicó su derecho a un cambio de sexo dentro de la prisión, y pidió que se le dejara de llamar por su nombre de nacimiento, Bradley, para pasar a ser llamada Chelsea, porque se sentía mujer.

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La joven, que cumple este año 30 años, filtró 470.000 registros de las guerras de Irak y Afganistán, 250.000 cables del Departamento de Estado y otros documentos clasificados que supusieron un revés para la diplomacia estadounidense y alimentaron un debate sobre el papel de EE.UU. en el mundo y su oscura guerra contra el terrorismo yihadista.

Durante sus meses en prisión ha protagonizado episodios de intento de suicidio, provocando que activistas y organizaciones incidieran aún más pidiendo su libertad, tras ser sentenciado a una pena mucho mayor que lo que hubiera recibido a través de la justicia ordinaria, ya que fue condenado por un tribunal militar.

Manning nació en diciembre de 1987 en Oklahoma de padre estadounidense, exmilitar y consultor informático, y madre de Gales (Reino Unido).