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El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, tachó de 'bárbaros' a los yihadistas que dañaron el teatro romano de la histórica ciudad siria de Palmira, controlada por fuerzas del régimen sirio y sus aliados rusos hasta diciembre pasado.

'Bueno, los bárbaros son así. Esa ideología es absolutamente inadmisible para la civilización moderna', dijo Lavrov en rueda de prensa.

Anteriormente, los terroristas ya habían dinamitado los templos de Bel y de Bal Shamín, así como el Arco del Triunfo, y destruido varias estatuas del museo de la ciudad, pero respetaron el anfiteatro, aunque lo utilizaron para escenificar sus salvajes ejecuciones durante los diez meses que controlaron la zona.

Lavrov, que se reunió este viernes con su colega kazajo, Kairat Abdrajmanov, para abordar los preparativos de la reunión de Astaná para el arreglo del conflicto sirio, criticó el hecho de que la comunidad internacional sólo reacciona cuando ya es demasiado tarde.

Recordó que el presidente ruso, Vladímir Putin, 'propuso hace casi año y medio abandonar los dobles raseros y todo lo que impide aunar esfuerzos para la lucha contra el terrorismo y crear un frente antiterrorista auténticamente universal'.

Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó de 'tragedia' lo que ocurre en Palmira, cuyas ruinas grecorromanas son Patrimonio Mundial de la Unesco, 'desde el punto de vista de que es una pérdida para el legado cultural e histórico mundial'.

'Por lo que sabemos, los militares sirios no han renunciado a los planes de liberar esa ciudad y también otras localidades en manos de los terroristas', apuntó.

Según informó la Dirección General de Antigüedades (DGA) del país árabe, el teatro romano y el Tetrapilón de Palmira han sufrido 'daños significativos' causados por el grupo terrorista Estado Islámico (EI) en las últimas semanas.

Los yihadistas retomaron Palmira el 11 de diciembre, días después de lanzar una ofensiva contra posiciones del Ejército sirio en el este de la provincia central de Homs.

La primera vez que los yihadistas conquistaron la población fue el 20 de mayo de 2015, pero fueron expulsados diez meses después por los soldados sirios, apoyados por la aviación rusa.