Un 28 de enero de 1887, hoy hace exactamente 130 años, un ingeniero llamado Gustave Eiffel empezaba a dirigir en París las obras del monumento considerado como el más popular y visitado del mundo, la torre Eiffel, un deslumbrante ingenio arquitectónico de 18.000 piezas de hierro.
Esta icónica obra erigida para la Exposición Universal de París de 1889 se concibió para ser la mayor construcción jamás levantada, pues sus 300 metros de altura duplicaban al Obelisco de Washington y ganaban también a las pirámides de Egipto.
'Eiffel (1832-1923) era un visionario, una especie de Steve Jobs de nuestra época', dijo a Efe el arquitecto e investigador francés Bertrand Lemoine, promotor de la exposición La epopeya de la torre Eiffel, organizada en 2009 por los 120 años de su inauguración.
Fueron al menos 300 obreros, reclutados en Francia, los que construyeron una estructura nunca vista antes, una especie de gigantesco mecano compuesto por 2,5 millones de remaches y con un peso de 10.100 toneladas. El emplazamiento de la torre, en el oeste de la ciudad y en la ribera del río Sena, se escogió por ser el más desahogado de la época junto a la zona militar del Campo de Marte. Pero su construcción no estuvo exenta de sobresaltos. La empresa de Eiffel enfrentó una huelga de operarios en la mitad de las obras. Querían un salario mayor, y todo fue solucionado.