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Mientras Corea del Norte confirmó este martes el lanzamiento la víspera de cuatro misiles en dirección a Japón, Seúl y Washington comenzaron a instalar el polémico escudo antimisiles THAAD en territorio surcoreano, lo que eleva aún más la tensión en la región.

Como es habitual, Pyongyang anunció 24 horas después y a bombo y platillo el lanzamiento simultáneo de los cuatro misiles que cayeron cerca de las costas de Japón y que se probaron bajo la dirección del líder norcoreano, Kim Jong-un.

A través de una nota en la agencia estatal KCNA, el régimen reconoció que se trataba de un ensayo para 'alcanzar las bases de las fuerzas estadounidenses de agresión imperialista en Japón'.

Los cuatro proyectiles fueron disparados desde la costa noroccidental de Corea del Norte y volaron unos 1.000 kilómetros hacia el este, alcanzando una altura máxima de 260 kilómetros antes de caer en el océano, detalló en la víspera el Estado Mayor Conjunto surcoreano.

Tres de ellos cayeron en la Zona Económica Especial (EEZ) de Japón -espacio que se extiende a unos 370 kilómetros desde las costas niponas-, cerca del litoral de la prefectura septentrional de Akita.

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En imágenes del lanzamiento difundidas por el diario estatal 'Rodong Sinmun' y la televisión norcoreana puede observarse a un Kim Jong-un muy sonriente, rodeado de militares, mientras sigue de cerca el despegue de los misiles.

'Los cuatro cohetes balísticos lanzados simultáneamente son tan precisos que parecen cuerpos voladores acrobáticos en formación', afirmó el líder norcoreano, orgulloso tras el lanzamiento.

Según muestran las imágenes, a la prueba asistieron además uno de sus consejeros más cercanos, Ri Pyong-chol, y uno de sus principales asesores en materia de misiles, Kim Jong-sik.

El nuevo desafío de Pyongyang tuvo una reacción inmediata. El primer ministro nipón, Shinzo Abe, y el presidente de EEUU, Donald Trump, mantuvieron una conversación telefónica a primera hora de la mañana de Japón y coincidieron en que Corea del Norte acaba de entrar en una 'una nueva fase de amenaza'.

El último lanzamiento, que supone un 'acto provocador' y una 'clara violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU', es además 'un claro desafío a la región y a la comunidad internacional', expuso Abe.

El de este lunes fue el segundo ensayo balístico, después del lanzamiento de un misil de rango medio el 12 de febrero, que Corea del Norte realiza en lo que va de año y desde la llegada al poder de Trump.

En su mensaje de Año Nuevo, el líder norcoreano aseguró que Pyongyang ultimaba el desarrollo de un misil balístico intercontinental (ICBM), un arma que podría permitirle en el futuro alcanzar territorio estadounidense.

Sin embargo, los expertos consideran que los proyectiles lanzados este lunes por Pyongyang son de corto y medio alcance, con un rango máximo de hasta 1.500 kilómetros.

El anuncio del ejercicio por parte de Pyongyang coincidió con el inicio del despliegue en territorio surcoreano del polémico Sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD por sus siglas en inglés), puesto en marcha por Seúl y Washington para contrarrestar precisamente las crecientes amenazas de Corea del Norte.

Seúl y Washington han decidido que el THAAD estará completamente instalado para final de este año en un terreno situado al norte de la ciudad de Seongju (centro del país) y unos 300 kilómetros al sureste de Seúl.

Sin embargo, el despliegue del escudo ha sido especialmente criticado por el Gobierno chino, que considera que los potentes radares del sistema pueden servir para obtener datos de inteligencia de sus bases militares fronterizas con Corea del Norte.

Como represalia contra Seúl, Pekín ha decidido boicotear las industrias surcoreanas del turismo, las ventas minoristas o el entretenimiento, que dependen enormemente del país vecino.