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Martin McGuinness, exviceministro principal de Irlanda del Norte y antiguo comandante del Ejército Republicano Irlandés (IRA), ha muerto a los 66 años, informó este martes el partido republicano Sinn Fein en un comunicado.

'Es con profundo pesar y tristeza que hemos sabido de la muerte de nuestro amigo y camarada Martin McGuinness, que falleció en la madrugada en Derry (Irlanda del Norte). Se le echará mucho de menos por todos los que le conocieron', indicó la nota.

El histórico dirigente dimitió a principio de enero de su puesto en el Gobierno autónomo de poder compartido entre protestantes y católicos, lo que provocó la caída del Ejecutivo y obligó a Londres a convocar elecciones regionales el pasado 2 de marzo.

Poco después de abandonar su cargo anunció que dejaba también la política al padecer amiloidosis, una grave enfermedad degenerativa que le ha afectado al corazón.

El presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, destacó hoy la 'determinación, dignidad y humildad' mostrada por McGuinness 'durante toda su vida', cualidades con las que ha lidiado también 'con este breve periodo de enfermedad', dijo.

'Era un apasionado republicano que trabajó incansablemente por la paz y la reconciliación y por la reunificación de su país', señaló Adams, amigo personal y compañero de McGuinness durante el pasado conflicto en la provincia británica.

Juntos lograron acercar al ya inactivo IRA hacia el desarme y el fin de la violencia y poner en marcha un exitoso proceso de paz, que culminó con la formación en 1998 en un Gobierno de poder compartido.

La muerte de McGuinness cierra una etapa del nacionalismo irlandés del que era una de las figuras más destacadas..

Una vez conocida la noticia se conocieron reacciones tanto de amigos como por enemigos políticos, víctimas algunos de ellos de la violencia del Ejército Republicano Irlandés (IRA) que lideró durante parte del pasado conflicto.

'Es con profundo pesar y tristeza que hemos sabido de la muerte de nuestro amigo y camarada Martin McGuinness (...) Se le echará mucho de menos por todos los que le conocieron', indicó la formación nacionalista en un comunicado.

Su presidente, Gerry Adams, destacó hoy la 'determinación, dignidad y humildad' mostrada por su amigo 'durante toda su vida', cualidades con las que ha lidiado también 'con este breve periodo de enfermedad'.

Juntos, Adams y McGuinness lograron acercar al ya inactivo IRA hacia el desarme para poner fin a la violencia y activar un exitoso proceso de paz, que culminó con la firma del acuerdo del Viernes Santo en 1998 y la formación de un Gobierno de poder compartido entre protestantes y católicos.

El que fuera durante décadas 'número dos' de Sinn Féin, logró través de las urnas situar a la formación como el principal representante de su comunidad y asumió el puesto de viceministro principal del Ejecutivo de Belfast en 2007, como adjunto de su gran rival y líder del probritánico Partido Democrático Unionista (DUP), el reverendo Ian Paisley.

McGuinness compartió gobierno con otros dos ministros principales del DUP, hasta que presentó su dimisión el pasado enero en protesta por un escándalo financiero en la política de energías renovables, una decisión que hizo caer al Ejecutivo y obligó a Londres a convocar elecciones anticipadas en marzo.

Poco después de abandonar su cargo anunció que dejaba también la política al padecer amiloidosis, una rara enfermedad degenerativa que le ha afectado al corazón.

A pesar de las tensiones que han caracterizado su relación con los unionistas en los últimos meses, la líder del DUP, Arlene Foster, aseguró hoy que McGuinness será juzgado por la historia desde diferentes perspectivas, pero destacó su papel decisivo para lograr la paz en Irlanda del Norte.

Foster, cuyo padre sobrevivió a un atentado del IRA, ofreció sus 'sinceras condolencias' a la familia de McGuinness, a quien describió, 'principalmente, como un marido, padre y abuelo muy querido'.

En similares términos se han expresado la mayoría de las personalidades que conocieron su faceta de dirigente del movimiento republicano, con las dos caras de Sinn Féin e IRA, y de político comprometido con la vía democrática.

El primer ministro irlandés, Enda Kenny, recalcó que su muerte representa una 'gran pérdida' para la política de Irlanda del Norte, de la isla de Irlanda y 'más allá', mientras que su colega británica, Theresa May, destacó su 'esencial' e 'histórica' contribución a la paz.

Aunque May admitió que no puede 'condonar' el camino de violencia tomado por McGuinness en la primera parte de su vida, recordó que al final 'desempeñó una labor determinante en apartar al movimiento republicano' de una campaña armada que causó casi 2.000 muertes durante más de tres décadas de conflicto.

Su valiente y peligrosa estrategia para lograr el fin del IRA la siguió de cerca el ex primer ministro británico Tony Blair, que negoció el acuerdo del Viernes Santo y afirmó hoy que, sin él, la paz nunca hubiera llegado a Irlanda del Norte.

'Cualquiera que sea el pasado, el Martin que yo conocí fue un individuo considerado, reflexivo y comprometido. Una vez que fue pacificador, lo fue con todo entusiasmo y sin que faltara su oposición determinada hacia aquellos que querían seguir con la guerra', destacó el antiguo líder laborista.

Por su parte, el ex primer ministro irlandés Bertie Ahern, padrino junto a Blair de los primeros pasos del proceso de paz, afirmó hoy que 'Irlanda ha perdido a un gran líder' y recordó el 'viaje, sin precedentes en la Irlanda moderna', efectuado por McGuinness para pasar de la violencia a la vía política.

Un viaje que McGuinness quiso redondear en 2011, cuando sorprendió al anunciar su candidatura a las elecciones a la presidencia de la República de Irlanda, un cargo principalmente representativo y diplomático que le hubiese obligado a abandonar sus responsabilidades en Irlanda del Norte, pero que encajaba con el perfil panirlandés de Sinn Féin.

Quedó tercero, pero demostró su afán por engrandecer su currículum como estadista político, las cuales volvió a exhibir cuando estrechó la mano de la reina Isabel II en Belfast en 2012, un gesto que pasará a la posteridad como un acto clave para la reconciliación en la provincia británica.