Con un copioso desayuno de cuatro huevos, carne de puerco y tocino y luciendo la gorra de los combatientes en Bahía Cochinos, celebró este miércoles su libertad el expiloto y exiliado cubano Antonio Bascaro, que pasó 39 años de prisión en EE.UU. por un delito no violento de tráfico de marihuana.
Rodeado de sus tres hijos, nietos, sobrinos y amigos, el exiliado desayunó en un restaurante cubano a pocas cuadras de la Institución Correccional Federal (FCI) de Miami, en la que pasó veinte de los años de castigo de la mayor condena en el país por marihuana.
Allí se puso elegante, con una guayabera blanca, y dejó en el último uniforme de preso, que lo acompañó durante casi cuatro décadas en varias cárceles del país.
'Me parece mentira el tiempo que llevo yo... que llevé encerrado, y ahora estar aquí, afuera, sin cadenas, sin esposas, vaya, me encuentro muy extraño', dijo a Efe Bascaro.
Relató que anoche no pudo dormir de la ansiedad y que además fue largo el 'desfile' de compañeros de presidio y oficiales que se acercaron a su celda para felicitarle y desearle 'lo mejor'.
Alegre y con un gran apetito, Bascaro, de 83 años, no se cansó de repetir lo feliz que estaba de comer por fin con cubiertos de verdad.