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El metro de Nueva York, que habitualmente ofrece un servicio ininterrumpido 24 horas al día, cerró anoche por primera vez durante unas horas para una desinfección a fondo de todos sus vagones con el objetivo de evitar eventuales contagios de COVID-19, lo que además permitió a las autoridades acoger a 139 personas sin hogar.

Entre la 1 y las 5 de la mañana los operarios se afanaron en limpiar suelo, paredes, barras, puertas, ventanas y asientos para que los trabajadores esenciales, los únicos a los que se recomienda hacer uso del transporte público, puedan viajar tranquilos a sus trabajos.

El pasado 30 de abril, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo anunció que a partir de este martes el metro permanecerá clausurado diariamente cuatro horas, después de que imágenes de personas sin hogar acampadas en vagones causasen un gran revuelo en la ciudad y llevasen a muchos a cuestionar la higiene en el transporte público.

Precisamente a esas personas sin hogar se refirió este miércoles el alcalde Bill de Blasio, que aplaudió el trabajo de los servicios sociales y la policía y aseguró que 'nunca había visto tanto éxito en una sola noche' a la hora de tratar con este colectivo y conseguir que un 'alto porcentaje' aceptara entrar en acogida.

Según el alcalde, 139 sintecho de 252 que viven de manera permanente en las instalaciones subterráneas de la ciudad aceptaron entrar en acogida. 'Solo ha sido una noche pero es un número asombroso. Las encuestas federales indican que en Nueva York viven entre 3.500 y 4.000 personas en las calles y el metro', explicó.

El gobernador Cuomo indicó, por su parte, que la medida no tiene precedentes y la idea de desinfectar todos los vagones a diario es algo que se habría considerado 'virtualmente imposible' hace muy poco.

'Estamos haciendo cosas que no se habían hecho antes', subrayó el político demócrata, que insistió en la necesidad de proteger la salud de los trabajadores esenciales.

La utilización del metro se desplomó en Nueva York después de que las autoridades prohibieran toda actividad que no fuera esencial para intentar frenar la expansión de la pandemia del COVID-19 y el número de pasajeros se ha reducido un 90 %.

Los altavoces y pantallas digitales de las estaciones recuerdan a los neoyorquinos que la red de transporte está habilitada para el uso exclusivo de las personas que por necesidad deben hacer uso de ella e insiste a quienes no son trabajadores esenciales que se queden en sus casas.