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EE.UU. trasladó al ámbito político y militar su estrategia de presión hacia China, con sanciones a la líder hongkonesa, Carrie Lam, y avisos sobre movimientos navales chinos cerca de Taiwán, ampliando así la tensiones tras la amenaza de prohibir las populares aplicaciones TikTok y WeChat, de capital chino y declaradas un peligro para la seguridad nacional.

El Departamento del Tesoro sancionó a once altos cargos del Gobierno de Hong Kong, incluida lam, la jefa del Ejecutivo, a quien señaló en una medida sin precedentes por 'implementar las políticas de Pekín de supresión de libertades y del proceso democrático', especialmente tras adoptar la ley de seguridad nacional impuesta por China, que permite reprimir las expresiones independentistas y contrarias al régimen comunista.

Este paso supone un aumento de las presiones contra China por parte de la Administración de Donald Trump, que este jueves dio 45 días a la popular app de videos sociales TikTok y al servicio de mensajería WeChat, propiedad de las chinas ByteDance y Tencent, respectivamente, para que se desvinculen de su matriz y pasen a tener capital estadounidense o se enfrentarán a su prohibición total.

Trump firmó la noche del jueves una orden ejecutiva sin precedentes que prohíbe las operaciones de TikTok, que ha experimentado un ascenso meteórico en el país hasta los 100 millones de usuarios, y de la menos conocida WeChat, el 'WhatsApp chino', que ha sido señalada en numerosas ocasiones, tanto por servicios de inteligencia como por organizaciones independientes, de ayudar en operaciones de censura del régimen chino.

'Al igual que TikTok, WeChat recopila automáticamente grandes cantidades de datos de sus usuarios. Esta recopilación de datos amenaza con permitir al Partido Comunista Chino acceso a datos personales y propiedad de los estadounidenses', explica la orden ejecutiva, que en el caso de WeChat añade que puede usarse para espiar a ciudadanos chinos que visitan EE.UU. 'y disfrutan de los beneficios de una sociedad libre por primera vez en sus vidas'.

Tiktok, el gigante

El caso de TikTok, cuyo valor podría acabar superando los 30.000 millones de dólares, puede crear un precedente peligroso para la industria de internet, ya que su popularidad en Estados Unidos es similar a la de Instagram o superior a la de Twitter y la compañía, adquirida por la china ByteDance en 2017, ha dado pasos para asegurar a los reguladores que respeta las leyes de privacidad y no está intervenida por el Gobierno chino.

Microsoft está negociando comprar TikTok, cuyo grueso de actividad de la app y su base de operaciones está en EE.UU., antes de que finalice el plazo de 45 días dado por Washington, que ha amenazado con echar mano de la Ley de Poderes Económicos Internacionales de Emergencia (IEEPA, por sus siglas en inglés) para forzar la salida de TikTok.

'No hay justificación de seguridad para prohibir una app meramente porque es propiedad de una compañía China. Las alegaciones de riesgo de seguridad deben estar respaldadas por pruebas. Las compañías tecnológicas estadounidenses podrían acabar perdiendo cuota de mercado global significativa si otros países siguen el mismo camino y deciden bloquear a compañías tecnológicas de EE.UU.', señaló hoy en un comunicado la Fundación de Tecnologías de la Información e Innovación, con sede en Washington.

En su orden, Trump argumenta que ambas aplicaciones son una amenaza para la seguridad nacional y están expuestas a recibir presiones y colaborar con el Partido Comunistas Chino (PCCh), que el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, convirtió en el blanco de todas las iras de Washington en un duro discurso el mes pasado.

Esa intervención, que Pompeo hizo poco después de obligar al cierre del consulado chino en Houston (Texas) por espionaje industrial, componía un nuevo marco en las ya de por sí complicadas relaciones bilaterales con Pekín en el que pedía el aislamiento internacional del PCCh, que aseguraba estaba cometiendo los mismos errores de la Unión Soviética durante la 'Guerra Fría'.

Provocaciones mútuas

El jefe del Pentágono, Mark Esper, llamó este jueves a su homólogo chino, el ministro de Defensa Nacional, Wei Fenghe, para trasmitirle su preocupación por los movimientos 'desestabilizadores' cerca de las aguas de Taiwán y en el mar de China Meridional, donde Pekín mantiene ambiciones expansionistas.

Durante hora y media, ambos intentaron llamar a la contención y al diálogo y, según indicó hoy un portavoz del Pentágono, Esper pidió más transparencia e información sobre el coronavirus SARS-CoV-2, detectado y aislado por primera vez en Wuhan (China).

En los últimos meses, China ha aumentado su actividad militar en la vecindad de Taiwán, lo que ha motivado quejas de las autoridades de la isla, cuya soberanía reclama Pekín.

Estados Unidos no ha contribuido a una desescalada, al anunciar que el secretario de Salud, Alex Azar, visitará Taiwán este fin de semana, en lo que representa la visita de más alto nivel desde 1979 de un político estadounidense a la isla.

La visita de Azar además tiene a la pandemia de COVID-19 como trasfondo y las reiteradas declaraciones del presidente Trump, quien culpa a China de no haber contenido el nuevo coronavirus y ser el responsable último de las casi 160.000 muertes que se han ocasiionado en Estados Unidos.

Además, Washington aprobó el año pasado la venta de material militar a Taipéi por valor de 2.000 millones de dólares, algo que enojó al gigante asiático, que amenazó con imponer sanciones.