Discursos en cuatro ciudades en un día, lluvia de encuestas, aviones sin descanso, EE.UU. entró en sus últimas horas de cara a las elecciones más importantes 'de la historia', uno de los escasos puntos en los que coinciden el actual presidente, el republicano Donald Trump, y su rival demócrata, Joe Biden.
Los dos aspirantes celebraron ayer mítines en el puñado de estados que decidirán el resultado de los comicios.
Biden comenzó la jornada en Ohio, donde Trump ganó por ocho puntos porcentuales hace cuatro años y donde el ex vicepresidente argumentó que las elecciones representan una 'batalla por el alma de la nación', el mismo mensaje que ha abanderado desde el inicio.
Además, el ex vicepresidente definió las elecciones como un referéndum sobre la moral de EE. UU. y sobre el liderazgo de Trump, al que acusó de 'azuzar las llamadas del odio'.
'Les voy a decir una cosa: lo que más me ha molestado de todo esto, lo que emocionalmente más me ha molestado, es la forma en la que (Trump) ha hablado de quienes se han vestido el uniforme militar, el que les llamara perdedores y fracasados', sostuvo el candidato demócrata.
Biden y su esposa Jill también celebraron actos de campaña en la parte oeste de Pensilvania y juntos cerraron la campaña en Pittsburgh, emblema de la industria de EE. UU., y donde actuó la cantante Lady Gaga.
Mientras tanto, la aspirante demócrata a la Vicepresidencia, Kamala Harris, hizo campaña en el este de Pensilvania y cerró el día en Filadelfia, donde compartió escenario con John Legend.
La campaña de Biden centró sus últimos esfuerzos en Pensilvania por su gran peso en el Colegio Electoral y porque la batalla allí está especialmente reñida: Trump ganó en 2016 por menos de un punto porcentual y, ahora, las encuestas dan a Biden una ventaja de entre 4 y 5 puntos, que es significativa pero podría caer dentro del margen de error de algunos sondeos.