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Cuando Donald Trump abandone la Casa Blanca el próximo miércoles dejará un armazón jurídico que ha llevado a mínimos históricos la migración en EE.UU. y pondrá a su sucesor, el demócrata Joe Biden, ante el delicado equilibrio de restablecer los derechos suprimidos sin incentivar la inmigración irregular.

Cuatro años después, Trump se irá dejando inacabado el muro que prometió erigir en la frontera con México, pero que reemplazó por una serie de medidas que, en la práctica, le permitieron lograr su cometido de reducir la llegada de indocumentados, arrasando de paso con la tradición del país de proveer asilo y refugio.

Del discurso a las medidas de hierro

Su posición agresiva frente a la migración y la propuesta del muro fronterizo dieron el impulso a Trump para llegar al poder en 2017 en reemplazo de Barack Obama.

El muro es 'el gran símbolo que le funcionó y por eso llegó a ser presidente', dijo a Efe el presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, Michael Shifter, para quien Trump va a ser recordado como un presidente al que 'sólo le importó su propia agenda de interés político' y por 'borrar los valores' del país en materia migratoria.

Las decisiones emanadas por la Casa Blanca abarcaron distintas áreas y destinatarios, aunque fue la separación de miles de familias inmigrantes en la frontera lo que caló más hondo en la opinión pública.

El traslado de inmigrantes menores de edad a diversos centros tras ser apartados de sus padres dejó una huella que aún permanece, pese a que esa política dejó de implementarse en junio de 2018.

Abogados designados para reunir a estas familias admitieron en octubre pasado que no han podido localizar a los parientes de 545 niños. Un comité del Congreso fue más allá y ha advertido que quizás estos pequeños 'nunca podrán ser reunidos con sus padres'.

Otra de las medidas que tuvo impacto fue el intento de Trump de acabar con DACA, la protección contra la deportación aprobada por Obama a favor de los 'soñadores', como se conoce a los jóvenes traídos al país siendo niños por sus padres indocumentados.

El asunto llegó hasta la Corte Suprema, que mantuvo el programa.

México, el muro para el asilo

Pero fue el asilo el amparo más golpeado por Trump.

Alegando lo que tipificó como una crisis debido al repunte de las detenciones en la frontera con México -que en mayo de 2019 alcanzaron la cota histórica de 132.856 casos-, Trump implementó su programa 'Permanezcan en México'.

Esta política ha permitido enviar a más de 60.000 indocumentados que cruzaron la frontera a esperar en México sus citas ante jueces migratorios, lo que puede tomar meses.

Por otra parte, Washington avisó de que en 2021 sólo podrá acoger 15.000 refugiados, la cifra más baja en la historia del país.

La pandemia ha servido igualmente de paraguas para el cierre de las fronteras terrestres y para que la Administración de Trump devolviera de forma expedita a México a más del 90 % de las personas que cruzan de forma irregular.