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Europa, la segunda región más afectada por la covid-19 después de América, con más de 31 millones de contagios y 689.000 decesos, endurece sus medidas de movilidad y recomienda que ni se hable en el metro para frenar la pandemia, agravada con la proliferación de nuevas cepas como la británica y la sudafricana.

Las alarmas en el continente saltaron de nuevo este sábado después de que el viernes el primer ministro británico, Boris Johnson, admitiera que hay 'evidencias' de que la variante identificada en Inglaterra 'está asociada a un mayor nivel de mortalidad', además de expandirse más rápidamente.

Mientras tanto, documentos robados en un ciberataque a la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y filtrados en internet muestran que la Comisión Europea la presionó para dar luz verde a la vacuna de Pfizer/BioNTech antes de que lo hicieran Estados Unidos y el Reino Unido en diciembre, pero Bruselas niega cualquier coacción política a los científicos europeos.

Los documentos filtrados no disipan la duda sobre si finalmente la EMA logró respuestas a sus dudas, pero lo cierto es que no dio luz verde a Pfizer hasta el 21 de diciembre -Londres lo hizo el 5 de diciembre y Washington el 11- y siempre ha asegurado que todas sus preguntas 'recibieron respuesta'.