Comunidades indígenas situadas en las riberas de los ríos Coca y Napo, en la Amazonía de Ecuador, han reportado en los últimos días hallazgos que apuntan a la existencia de un nuevo derrame de crudo en la región, dijeron este viernes representantes de organizaciones locales y ambientalistas.
'Comuneros de algunas de las comunidades nos han informado del nuevo derrame en una zona donde ya se han venido presentado procesos similares', manifestó a Efe Andrés Tapia, responsable de comunicación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae).
Las comunidades informaron en la madrugada del jueves sobre el vertido en un sector conocido como El Salado, en la provincia amazónica de Napo, situado en la vía que une Quito con Lago Agrio.
Petroecuador suspendió operaciones
La Empresa Pública Petroecuador emitió ese día un comunicado en el que señalaba que en la víspera había suspendido las operaciones del poliducto Shushufindi-Quito 'debido a que existió un movimiento de tierras a causa de las condiciones climáticas adversas que ocasionaron un daño en la tubería, lo que provocó un derrame de combustible en el sector Piedra Fina, provincia del Napo'.
La petrolera precisó que 'una vez identificada la reducción de la presión de la tubería, se activó un plan de contingencia', que incluyó la paralización de operaciones.
Asimismo, comunicó la colocación de 'puntos de control y recuperación de producto' en los siguientes 400 metros, aguas abajo del punto de fisura, 'donde se evidenció' que no había presencia de combustible en el río Coca.
El producto derramado es gasolina base, con alta volatilidad, matizó la empresa pública, al asegurar que a las pocas horas ya no se encontraban 'indicios de combustible en la zona'.
Sin embargo, Alexandra Almedia, bioquímica coordinadora del área de petróleo de la ONG Acción Ecológica, que integra una alianza de organizaciones de derechos humanos que han recogido información sobre este nuevo vertido, refuta ese argumento.
'Conocimos el 14 de la presencia de hidrocarburos en el río Coca, y el hecho es que ha bajado hacia el Napo', remarcó a Efe.
Añadió que aunque se trata de gasolina base, el vertido se extiende formando una mancha muy fina, y pese a que parte de sus componentes se evaporan, al hacerlo contaminan el aire, con un impacto en el ecosistema, fauna, flora y la vegetación en las riberas de los ríos.
Los componentes que deja esa mezcla, especialmente los bencenos, son especialmente tóxicos y cancerígenos para humanos y animales, y que si el río es corrientoso, como lo son estos afluentes amazónicos, el vertido alcanza grandes distancias.
'Estos combustibles cambian la característica del agua, afectarían a las comunidades indígenas kichwa que se asientan en las riberas de los ríos', precisó.
Derrame con consecuencias
Aunque en base a las denuncias y Petroecuador el derrame no parece inferior al de más de 15.000 barriles de crudo, que sufrió la región el año pasado, los grupos de derechos humanos advierten que no se trata de un suceso menor.
'No es la misma dimensión, pero no es tan menor porque alcanzó a comunidades que están muy abajo, llegando al Napo', alerta Almeida.
Por su parte, el presidente de la Federación de Comunas Unidas de la Nacionalidad Kichwa de la Amazonía Ecuatoriana (Fcunae), Carlos Jipa, confirmó que 'sigue la afectación', al tiempo que pidió agua y comida para las comunidades afectadas.
De momento, se desconoce el número de barriles derramados, información que no ha sido proporcionada por la petrolera ecuatoriana.
El 7 de abril de 2020 más de 15.800 barriles de crudo se desperdigaron por los ríos amazónicos Coca y Napo afectando a unas 27.000 personas y 105 comunas habitadas principalmente por nacionalidades indígenas, según denuncias de los afectados.