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El Kremlin recogió el guante lanzado por Estados Unidos y le pagó con la misma moneda, es decir, la expulsión de diez diplomáticos, sanciones por injerencia en sus asuntos y una lista negra de altos funcionarios, aunque dejó una rendija abierta al diálogo con la Casa Blanca. 

El presidente ruso, Vladímir Putin, 'ha aprobado estas medidas en respuesta a los actos absolutamente inamistosos y gratuitos anunciados por Washington contra Rusia, nuestros ciudadanos, personas físicas y jurídicas, y nuestro sistema financiero', declaró Serguéi Lavrov, el ministro de Exteriores ruso, en una rueda de prensa. 

Rusia respondía así a las sanciones adoptadas el jueves por la Administración de Joe Biden, que incluía la declaración de personas no gratas a diez diplomáticos rusos y medidas contra funcionarios, organizaciones, entidades y compañías rusas a causa del ciberespionaje, la interferencia electoral en 2020 y su papel en Ucrania.

Lavrov comenzó a desglosar la respuesta rusa con la expulsión 'simétrica' de diez diplomáticos estadounidenses, a lo que hay que sumar cinco polacos, ya que Varsovia había expulsado la víspera a tres rusos en un gesto de solidaridad con Washington.

El motivo son 'las violaciones sistemáticas' cometidas por los funcionarios de las legaciones estadounidenses, incluidos agregados militares, según explicó el ministro ruso. Efe