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Desde las ocho de la mañana, un incesante goteo de personas en la histórica estación de Grand Central, en el centro de Nueva York, va sumándose a una fila que culmina con una vacuna gratuita contra la covid-19, entre ellos muchos turistas latinoamericanos que han acudido en un viaje exprés a ponérsela.

Nueva York, uno de los polos turísticos de Estados Unidos, es el mejor ejemplo de cómo las vacunas contra la covid-19 se están convirtiendo en un reclamo para los visitantes de países en los que el acceso aún es difícil, y sus autoridades han enviado un mensaje claro: 'Nos aseguraremos de que se vacunan mientras se quedan con nosotros'.

Germán Sánchez llegó el jueves por la mañana desde Colombia, ya vacunado, para acompañar su hija y yerno a ponerse la dosis única de Johnson & Johnson ofrecida por la Gran Manzana, una fugaz visita familiar que durará apenas cinco días y que, asegura a Efe, no es un caso aislado: 'Turismo en cantidades, los vuelos repletos, llenísimos'.

Su yerno, Andrés Sintura, explica que, teniendo 25 años y ninguna comorbilidad, va a pasar 'demasiado tiempo' hasta que le toque el turno en su país, donde los pinchazos están llegando ahora a la franja de edad entre 50 y 60 años, a diferencia de EE.UU., que ha universalizado el acceso por edades y trata de convencer a los indecisos y los que se niegan.

'No preguntan absolutamente nada, como hace unos días, que sí que tenías que ser residente. Les conviene que lleguen los dólares aquí y que la gente conozca, también. Y, listo, si le hacen el favor, perfecto', comenta su suegro, precisamente mientras Nueva York trabaja en la mayor campaña turística de su historia para reactivar su economía.