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El ultranacionalismo religioso, un discurso de mano dura contra los palestinos, la defensa de la anexión israelí de Cisjordania ocupada o el neoliberalismo económico marcan la carrera de Naftali Bennet, el nuevo primer ministro de Israel en un Gobierno alternativo al de Benjamín Netanyahu por primera vez en 12 años.

Tras un complejo pacto sin precedentes históricos entre ocho partidos de casi todo el espectro político, Bennet -líder del ultranacionalista Yamina- fue ratificado hoy como jefe de Ejecutivo en una votación en el Parlamento que validó la creación definitiva de un nuevo Gabinete que se basará en la rotación en su jefatura.

Bennet ocupará el cargo en la primera mitad de la legislatura, por dos años, hasta ser reemplazado en 2023 por el centrista Yair Lapid.

Nacido en la urbe de Haifa en 1972 en una familia judía emigrada de EEUU, el flamante primer ministro fue socio cercano de Netanyahu, ocupó carteras como Defensa o Educación en Ejecutivos anteriores y resultó en muchas de las coaliciones que mantuvieron en el poder al jefe de Gobierno saliente, las cuales integró de 2013 a 2020.

Con la cabeza coronada con una kipá (solideo judío), Bennet es un religioso de línea moderada, militar en la reserva y un exempresario multimillonario de perfil ideológico más derechista que Netanyahu, que ha ido virando hacia posiciones más pragmáticas para acabar con el bloqueo político de Israel y llegar al cargo de primer ministro.