Brasil 'naturalizó 2.000 muertes' diarias por la covid-19, lamentó el presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass), Carlos Lula, quien advirtió que ya no consiguen mantener a la población en sus casas para contener una pandemia que aún avanza con un 'total descontrol' en el país.
'Vivimos un momento de agotamiento de la sociedad, que naturalizó los óbitos, aunque estén en un nivel elevadísimo. Es algo que no ocupa más portadas, no es más noticia. No impacta', dijo en una entrevista con Efe Lula, presidente del órgano que reúne a los jefes del área sanitaria de los 27 estados brasileños.
A lo largo de estos dieciséis meses de pandemia, los estados y municipios del país han sido los encargados de adoptar las medidas para contener la transmisión del SARS-CoV-2 -hoy más laxas a pesar de que la situación continúa siendo preocupante- frente al negacionismo del Gobierno de Jair Bolsonaro.
'Pésimo ejemplo' de Bolsonaro
Pero el cansancio social y, según Lula, el 'pésimo ejemplo' del presidente Bolsonaro, quien desdeña la gravedad del virus, promueve aglomeraciones y censura el uso de mascarilla, está provocando que la adhesión a esas medidas sea cada vez menor.
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'No nos hacemos a la idea de la fuerza del ejemplo, de lo que arrastra la conducta del presidente, y llega un momento en que' las autoridades locales 'no tienen más capacidad' para imponerse porque 'la sociedad no acepta' más restricciones, explicó.
'De un modo general, de norte a sur del país, ya no conseguimos que las personas permanezcan en sus residencias' y 'no es posible colocar un policía al lado de cada persona', completó el también secretario de Salud del estado de Maranhao desde 2016.
A su juicio, la sociedad 'está cansada, quiere volver a la vida normal', pero el problema es que el país sigue en medio de la pandemia.
Brasil acumula ya más de 515.000 muertes asociadas a la covid-19 y 18,5 millones de infectados, según datos del Conass. Entre mediados de marzo y junio registró una media de más de 2.000 fallecidos diarios.
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'Naturalizamos 2.000 muertes. Pero 2.000 muertes es dos veces más que el peor momento de 2020. El cuadro que tenemos aún es gravísimo', manifestó.
'Acredito que llegaremos a final de año a las 700.000-800.000 muertes. Muy probablemente si no superamos a Estados Unidos, estaremos muy próximos', añadió.
En este mes de junio la curva de contagios volvió a crecer. El pasado día 23 se alcanzó un nuevo récord de casos (115.228).
Para Lula, los datos indican que Brasil ya está 'dentro de la tercera ola' pandémica, coincidiendo con la campaña de vacunación, que aún marcha a un ritmo 'lento', con tan solo un 12 % de la población inmunizada con la pauta completa.
El peligro de la variante Delta
Si detrás de la segunda ola se sospecha que estuvo la rápida expansión de la variante gamma o P.1, identificada por primera vez en la ciudad brasileña de Manaos (norte), el presidente del Conass teme ahora que en la tercera la situación empeore por la delta, detectada en la India.
'Donde la variante delta llega causa un desastre en el sistema hospitalario' y 'la confirmación de su transmisión comunitaria' en el estado de Goiás (centro) 'puede llevar a una explosión de casos en poco tiempo' en Brasil, advirtió.
A ello se une la preocupación por la llegada del invierno austral, época en la que proliferan otros virus respiratorios, especialmente en la región sur y sureste del país, lo que podría presionar aún más el sistema público sanitario.
La clave, una vacunación rápida
A pesar de la impotencia que le supone ver la creciente desafección social hacia las restricciones sanitarias, Lula confía en que una aceleración de la vacunación en los meses de julio y agosto evite un nuevo colapso generalizado de los hospitales.
'Creo que a partir de julio y agosto vamos a vacunar más. Brasil llegó a vacunar a dos millones de personas en un día y tiene capacidad para más', aseguró.
Desde su punto de vista, Brasil puede llegar a administrar entre tres y cuatro millones de dosis al día 'con tranquilidad'.
'Faltan dosis, no estructura para vacunar', sentenció.