La rama afgana del Estado Islámico (EI), que se autodenomina Estado de Khorasán, es el principal sospechoso de los atentados suicidas registrados hoy junto al aeropuerto de Kabul, en los que han muerto decenas de personas, entre ellos al menos doce soldados de Estados Unidos.
El Gobierno de Washington considera que detrás de estos atentados está el EI, y en concreto su rama afgana, que en los últimos años ha perpetrado atentados principalmente contra la minoría chií y también se ha enfrentado a los talibanes y a las fuerzas estadounidenses, y que cuenta con cerca de 2.000 integrantes entre sus filas.
El EI emergió en Afganistán en 2015 al hacerse fuerte en diferentes puntos del país y creó su principal bastión en Nangarhar, zona fronteriza con Pakistán y clave en las comunicaciones entre los dos países.
El grupo terrorista, compuesto en gran parte por antiguos talibanes, anunció su expansión en la región de Khorasán, que históricamente comprende zonas del actual Irán, Asia Central, Afganistán y Pakistán, y empezó a perpetrar ataques contra civiles, así como contra las fuerzas estadounidenses, afganas y pakistaníes.