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Mujeres con bebés en las manos, familias completas, jóvenes enfadados ocultando sus rostros para escapar de las cámaras al bajar de los autobuses. Esta es la imagen que ofrece la deportación de algunos de los haitianos que acampaban bajo un puente en la frontera entre México y Estados Unidos.

'Me gasté unos 10.000 dólares para hacer el viaje desde Chile hasta los EE. UU. Y tal vez más', dijo un deportado a un medio local sobre su largo viaje para intentar ingresar al país norteamericano, que ayer empezó a deportar a decenas de haitianos retenidos en un campamento improvisado bajo un puente en la localidad de Del Río, en el sur de Texas, tras un cruce masivo en la frontera.

El hombre, que no dijo su nombre, calificó de 'muy difícil' lo vivido.

'Pasamos cuatro días en la cárcel de EE. UU. sin lavarnos los dientes ni comer', afirmó. Su idea era llegar hasta Canadá. 'No voy a esperar una semana para volver. Vuelvo a Chile, donde tengo la residencia permanente. No puedo quedarme aquí', añadió.