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El derrumbe de parte del cono del volcán de la isla española de La Palma ha generado coladas de lava más fluidas, una situación que vigilan de forma continua los científicos por si se produjera un cambio de rumbo que obligara a tomar medidas.

Cuando se cumplen dieciséis días desde el inicio de la erupción, la lava que emana del volcán de Cumbre Vieja presenta en algunas zonas una anchura de 1.250 metros (300 más que el domingo, debido a que el magma atraviesa terrenos con hoyas que rellena a su paso como si fueran 'vasos comunicantes') y sigue ganando terreno al mar: la 'fajana' (delta) creada alcanza las 32,7 hectáreas.

De hecho, los expertos han constatado la existencia de tubos volcánicos cercanos a la costa que ayudan a evacuar la lava al océano.

Cifras de daños en constante aumento

Todas las cifras sobre daños de la erupción van en aumento: la superficie afectada asciende a 413,38 hectáreas (14,2 más que ayer) y el perímetro de la zona dañada es de 36,3 kilómetros (dentro del mismo puede haber áreas que realmente no han sido arrasadas), además del ya citado incremento del frente de la colada.