Compartir:

Los indicadores que monitorizan los científicos en el volcán de la isla de La Palma (España), sobre todo las emisiones de dióxido de azufre, apuntan a que el final de la erupción no se va a producir ni a corto ni a medio plazo, según la portavoz del comité científico del Plan de emergencia volcánica de Canarias (Pevolca), María José Blanco.

El volcán está lanzando un penacho de gases a 3.000 metros de altura con cantidades elevadas de dióxido de azufre, 17.774 toneladas diarias, y esa medida tendría que bajar hasta 100 para pensar que la erupción toca a su fin.