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El fabricante de vehículos Toyota Motor ha decidido poner fin a la producción en su fábrica rusa de San Petersburgo, que llevaba más de medio año suspendida por los problemas de suministro y las sanciones por la guerra en Ucrania.

La empresa, líder mundial del motor por ventas, suspendió las operaciones de su única planta en Rusia el pasado 4 de marzo por la interrupción del suministro de materiales y componentes clave, pero mantenía contratada a su fuerza laboral en el país para labores de mantenimiento, de cara a un posible reinicio de la producción.

'Sin embargo, después de seis meses, no hemos sido capaces de reanudar las actividades normales y no vemos indicios de que vayamos a poder en el futuro', explicó la empresa en un comunicado publicado esta madrugada.