El papa llegado 'del fin del mundo', como se definió aquel 13 de marzo de 2013 en el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro tras su elección, avanzó en su primer discurso la idea de una 'Iglesia pobre para los pobres' y desde entonces todos sus esfuerzos se han centrado en reformar la Santa Sede para hacerla más transparente y efectiva, lo que le ha creado más de un enemigo.