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Nicolás Maduro, el autoproclamado presidente obrero que llegó al poder como el delfín del presidente Hugo Chávez (1999-2013), es hoy un 'tiburón' político con once años de mandato en Venezuela, donde busca convertirse en el gobernante con más tiempo en el cargo desde que se acabaron los caudillos en el país suramericano.

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Convencido de que solo él está capacitado para gobernar, el excanciller libra una lucha sin cuartel contra todo aquel que se interponga en su camino, pues, aunque repite que jamás ha pedido un cargo, no es capaz de vislumbrar un futuro fuera de la Presidencia.

Su regencia, que al principio parecía destinada a la brevedad, ha perdurado en medio de las más variadas tribulaciones, y aunque ha vivido momentos en los que tenía al mundo en contra, el exsindicalista de 61 años no ha soltado nunca el bastón de mando, ni piensa hacerlo, aunque los electores podrían arrebatárselo este domingo en las urnas.

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Como un as bajo la manga, el mandatario tiene todas las instituciones a su favor, las mismas que en el pasado le quitaron del medio un intento de revocatorio, judicializaron a sus enemigos políticos y aplaudieron cada medida que tomaba, así significasen más sanciones internacionales a toda la cúpula del Estado.