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Las cuentas públicas brasileñas acumularon en los siete primeros meses del año un déficit fiscal primario de 36.592 millones de reales (unos 11.088,5 millones de dólares), el mayor para el período en la historia del país, informó hoy el Banco Central.

En los siete primeros meses de 2015 el Estado brasileño había acumulado un superávit primario de 6.204 millones de reales (unos 1.878,8 millones de dólares), que ya era entonces, pese a ser un saldo positivo, el peor resultado en las cuentas públicas brasileñas para el período.

El resultado primario es la diferencia entre los ingresos y los gastos de todo el sector público brasileño, incluyendo el Gobierno central, las administraciones regionales y municipales y las empresas estatales, sin tener en cuenta los recursos destinados al pago de los intereses de la deuda.

Incluyendo el pago de intereses, el déficit de las cuentas públicas de Brasil en los siete primeros meses de 2016 alcanza el récord de 250.000 millones de reales (unos 75.757,5 millones de dólares), un valor equivalente al 7,05 % del Producto Interior Bruto (PIB) del país.

Para el enorme déficit acumulado en los siete primeros meses de este año contribuyó principalmente el resultado de julio, cuando los gastos públicos superaron los ingresos en 12.810 millones de reales (unos 3.881,8 millones de dólares), el mayor saldo negativo para el mes en la historia.

Los economistas atribuyen el mal resultado de las cuentas públicas tanto a la recesión que vive Brasil desde el año pasado, que redujo significativamente la actividad económica y consecuentemente la actividad económica del país, como al descontrol de los gastos públicos en los últimos meses del gobierno de la presidenta destituida de Brasil, Dilma Rousseff.

La mandataria fue separada del cargo definitivamente y sustituida por Michel Temer este miércoles por el Senado, que la sometió a un juicio político precisamente por las supuestas maniobras que hizo para intentar maquillar las cuentas públicas.

El aumento del déficit y de la deuda pública a niveles históricos llevó a las agencias de calificación a reducir la nota de riesgo de Brasil este año en algunos escalones y a incluirlo entre los países que no ofrecen garantía para los inversores.

La grave situación obligó a Temer, en una de sus primeras decisiones al asumir la presidencia en forma interina el 12 de mayo, a pedirle al Congreso la autorización para elevar la meta del déficit público este año hasta 170.500 millones de reales (unos 51.666,7 millones de dólares), lo que, de confirmarse, resultaría en el peor resultado fiscal de Brasil en su historia.

Brasil registrará este año su tercer déficit en las cuentas públicas consecutivo, tras los saldos negativos de 32.500 millones de reales (unos 9.848,5 millones de dólares) en 2014 y de 111.000 millones de reales (unos 33.636,4 millones de dólares) en 2015.

Temer también envió al Congreso un proyecto de enmienda constitucional para intentar limitar el porcentaje de aumento de los gastos públicos a la inflación del año anterior.