El empresario barranquillero Álex Saab, supuesto testaferro del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asegura a Efe que 'no colaboraría con EE. UU.' de ser extraditado a ese país por Cabo Verde, donde está detenido a petición de Washington.
El nombre del empresario dio la vuelta al mundo el pasado 12 de junio, cuando fue arrestado, por sorpresa, mientras su avión hacía escala para repostar en el Aeropuerto Internacional Amílcar Cabral de la isla caboverdiana de Sal, tras una solicitud de Estados Unidos cursada a través de Interpol por presunto blanqueo de dinero.
'Mi detención ilegal tiene una motivación totalmente política y es patético que el Gobierno de Cabo Verde haya doblado la rodilla ante (...) EE. UU.', declara a Efe Saab, de 49 años, en una entrevista hecha con cuestionario remitido por escrito desde su cautiverio en Sal, donde sólo tiene acceso telefónico a su familia y sus abogados.
El Gobierno y una corte del país africano han aprobado la entrega del supuesto testaferro, nombrado por Venezuela 'enviado especial' y 'representante permanente adjunto' ante la Unión Africana, si bien éste ha apelado ante el Supremo Tribunal de Justicia de Cabo Verde.
Con todo, el empresario deposita sus esperanzas en el Tribunal de Justicia de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), que este mes debe pronunciase sobre su extradición y que ya a finales de 2020 falló a favor de su arresto domiciliario, que las autoridades caboverdianas acataron muy a regañadientes.
'No he cometido ningún delito', zanja Saab, que empezó su carrera en Barranquilla (Colombia) vendiendo llaveros de promoción y hoy guarda relación con varias empresas, entre ellas Group Grand Limited (GGL), acusada de tapar los sobrecostes del programa CLAP del Gobierno de Maduro para suministrar alimentos a los desfavorecidos.