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Las mujeres de La Guajira, tienen un poder universal abrazado al mar, al rio, a la pluriculturalidad, a la biodiversidad y ancestralidad de una tierra que es vientre fructífero, que es uterina, femenina y cabeza de un país.

Mujeres que no solo existen desde la (condicionante) resiliencia, sino desde la libertad de trascender a universos espirituales, viviendo su ser desde la plenitud y activando conscientemente el poder que tienen. Hoy me inspiré a escribir sobre mujeres guajiras que han emprendido caminos de luz, comprendiendo que nuestra existencia es estructuralmente espiritual y que somos más que cuerpos materiales y limitados; mujeres que no se quedan en el dolor sin aprendizajes, en la tristeza sin reinventarse, ni en los desafíos sin crear senderos transformadores.

No son perfectas, precisamente son tan conscientes de su ser perfectible que se disponen a vivir para transcender, siendo tejedoras de nuevas realidades y seres de luz.

Gina Pérez Soto