El agua de la laguna de Venecia (norte) se aclaró notablemente en marzo por varios factores naturales y por el bloqueo provocado por la pandemia, pues la reducción del tráfico naval derivó en una menor remoción de lodo del fondo.
Así lo confirma un estudio del Instituto de Ciencias Marinas del Consejo Nacional para las Investigaciones italiano (Ismar-CNR) publicado hoy en la revista 'Science of the Total Environment' bajo el título 'COVID-19: Impacto por y sobre el Medioambiente'.
'Concluimos que la alta transparencia del agua puede considerarse como una condición transitoria determinada por una combinación de factores naturales estacionales y los efectos de las restricciones del coronavirus', se lee en el texto.
Italia se confinó desde el 10 de marzo pasado para contener la pandemia del coronavirus, que ya ha contagiado a más de 230.000 personas y causado la muerte a más de 33.000, la mayoría en el norte, en regiones como Lombardía, Piamonte y el Véneto.
Por aquel entonces, entre otras cosas, se cerraron las fronteras exteriores, con una consecuente reducción del turismo, un sector inherente a la Ciudad de los Canales, y muchos negocios tuvieron que suspender sus actividades, lo que repercutió en el comercio local.
Esto hizo que por los canales dejaran de pasar embarcaciones, como taxis acuáticos o góndolas, o muchos de los grandes cruceros que antes formaban parte de la estampa veneciana para disgusto de vecinos y organizaciones medioambientales.
'Como consecuencia de las estrictas medidas de aislamiento y la reducción del número de turistas, el tráfico acuático en torno a la ciudad de Venecia, una de las principales presiones en la laguna, se detuvo', subrayan los investigadores del Ismar-CNR.
En definitiva, el menor tráfico naval hizo que se removieran menos sedimentos del fondo de la laguna veneciana y hubo menos aguas residuales por la ausencia de turismo en el casco urbano.
Pero a esta claridad, detectada por los satélites del programa europeo Sentinel, también han contribuido distintos procesos naturales propios de esta zona al norte del mar Adriático, como la temporada de crecimiento del fitoplancton.
Además los ríos que desembocan en la laguna veneciana arrastraron muchos menos sedimentos como consecuencia de un viento flojo y unas escasas precipitaciones.