El mayor bosque tropical del mundo es la Amazonía, este rincón del planeta es considerado vital para la 'seguridad climática' de la Tierra. Aun así, está siendo destruido 'a pasos agigantados', aseguró en una entrevista Luciana Gatti, responsable del estudio que detectó que algunas zonas de la selva ya emiten más dióxido de carbono del que absorben.
'La Amazonía es nuestra seguridad climática. Es un cuerpo enorme de vegetación lanzando agua a la atmósfera y, con ello, ayuda a aumentar la lluvia y atenuar la subida de la temperatura global', sostuvo la científica e investigadora del estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil.
Sin embargo, ante los altos y desenfrenados niveles de destrucción en la selva, que se extiende por una superficie de unos 5,5 millones de metros cuadrados, algunas de sus áreas han perdido la capacidad de absorber CO2, un indicador de desequilibrio en la salud del ecosistema que influye directamente en la crisis climática y el calentamiento global.
'Emitimos cada vez más gas carbónico en la atmósfera, y eso colabora para el cambio del clima y también hace con que llueva cada vez menos en la Amazonía, lo que resulta en el aumento de la temperatura del planeta. Es un círculo vicioso', afirmó.
El estudio conducido por Gatti muestra una asociación entre la deforestación y los incendios en la selva tropical con los cambios climáticos en toda la Amazonía y determinó que esas interacciones pueden tener consecuencias 'negativas y muy duraderas'.
Una de ellas, según explicó la investigadora, es la histórica sequía que azota a Brasil y ha llevado a una crisis hídrica y energética sin precedentes. 'Gran parte de nuestra lluvia viene de la Amazonía. Si deforestamos, estamos reduciendo la lluvia. Yo suelo decir que estamos sembrando la sequía', expresó.