El color y sus variaciones en la piel de las ranas y los sapos podría ser una herramienta clave para combatir el estrés ambiental y luchar contra los patógenos, según un estudio publicado este martes en la revista Nature Communications.
Algunas especies son de colores brillantes para advertir a sus depredadores de que son venenosas, mientras que otras están bien adaptadas para camuflarse con el entorno y pasar desapercibidas.
El color y sus variaciones en la piel de las ranas y los sapos podría ser una herramienta clave para combatir el estrés ambiental y luchar contra los patógenos, según un estudio publicado este martes en la revista Nature Communications.